WEw l proyecto de Ciudad de las Artes, una iniciativa del Gobierno regional que pretende ser uno de los activos de mayor peso en la candidatura de Cáceres a capital cultural europea en 2016, podría encallar por los terrenos elegidos y por la figura urbanística elegida por la Junta para impulsarla, el PIR (Proyecto de Interés Regional). El pleno del ayuntamiento del pasado jueves rechazó tanto la ubicación de la gran parcela en la que se pretende construir, de 51 hectáreas a cuatro kilómetros del casco urbano, como el PIR, y pidió a la Junta que lo retirase.

La discusión en torno a este asunto se está llevando sin la sutileza que el caso requiere: haciéndose imputaciones unos grupos a otros y mandando ultimatos a través de los medios de comunicación. No es el procedimiento.

Los concejales del PP e IU de Cáceres rechazaron el PIR por ser una figura urbanística muy controvertida, idónea en muchos casos (ahí está su utilización con éxito para sacar adelante el proyecto del nuevo hospital de Cáceres), pero cuyos efectos colaterales son los de pasar por encima de la soberanía urbanística del municipio. Por eso, por ser el PIR controvertido, por ser el proyecto de la Ciudad de las Artes, heterodoxo, la Junta debería de haber hecho un esfuerzo por explicarlo en los despachos. Máxime cuando el PSOE no tiene mayoría en Cáceres y cuando se trata de un proyecto que puede suponer un enorme beneficio para la ciudad. Hay que evitar actitudes maximalistas del tipo "si no lo quieren me lo llevo a otro sitio", porque es necesario salvar lo principal: que la Ciudad de las Artes se queda en Cáceres y contribuya a su progreso.