Es lamentable que, para según qué cosas, aún dependamos de la cuna en que hemos nacido. Hechos recientes lo demuestran, pero quiero destacar uno en concreto. Se trata de dos jugadores de fútbol de dos equipos importantes (Rubén de la Red, del Real Madrid, y Sergio Sánchez, del Sevilla) que, por eso, por ser futbolistas de élite de Primera División parecen tener más derechos que cualquier otra persona del mismo país. Ellos son ciudadanos de primera clase; ellos están enfermos, padecen dolencias cardiacas que les impide jugar al fútbol, pero que no les impiden trabajar en cualquier otra ocupación. Ellos, únicamente por el hecho de ser famosos jugadores de fútbol, no tienen que pasar por un centro de evaluaciones médicas que certifiquen su incapacidad para ejercer su profesión, sino que, directamente, se les reconoce una incapacidad laboral permanente y reciben 1.500 euros mensuales. Hay miles de casos de enfermos o discapacitados a los que se les evalúa y se les dice que pueden trabajar perfectamente, aunque tengan una enfermedad que les impida todo tipo de esfuerzo y lo acrediten con documentos médicos. También los hay que tienen la suerte de que sea aceptada su invalidez, y entonces les corresponde una paga de la Seguridad Social de 145 euros al mes. Sí, 145; no hay error al teclear la cifra. ¿Qué puede hacer, hoy en día, una persona joven que está de baja laboral con 145 euros mensuales? Nada, no puede ni comer. Podría dar una lista con nombres y apellidos. Si la diera, sin embargo, seguiríamos siendo ciudadanos de segunda.

Marta Opi López **

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