Al escribir estas líneas, me vienen a la memoria los luctuosos y deplorables sucesos protagonizados por los mal llamados agentes de seguridad de discotecas que desembocaron en un desenlace fatal. Pues bien, Cáceres, la ciudad feliz ya dispone de este refinado servicio en un lugar tan municipal como la pista de verano del hípico; recinto que, como todos sabemos, parte de una iniciativa de nuestro ayuntamiento.

Al grano. Recientemente he sido testigo y víctima del maltrato con que estos individuos a sueldo someten a todo aquel que según su arbitrario juicio no es apto para disfrutar de tan distinguido lugar. Razones como portar una visera, calzar unas chanclas o simplemente no gustarles tu cara, son suficientes para que, ante la más tímida protesta, seas empujado, zarandeado o amenazado. Pero ahí no acaba la cosa. Creyendo que los verdaderos agentes del orden están allí para evitar este tipo de abusos, denuncié este comportamiento ante la policía municipal y cual fue mi sorpresa cuando su respuesta fue que "no están allí para eso". ¿Tenemos que esperar a que de estos incidentes pueda derivar un día una consecuencia más grave? ¿Es de recibo que, mientras que un agente del orden trata con todo respeto a un sospechoso, estos amateurs de la seguridad puedan vejar así a un ciudadano cuyo único delito es buscar un rato de diversión? Espero y deseo que esta carta haga reflexionar a los responsables municipales acerca de esta indigna y peligrosa situación, para que no tengamos que lamentarnos cuando ya sea tarde.

Leticia Bravo Baos **

Cáceres