Gran Hermano, producto de una novela de Orwel 1984 se ha convertido, por arte de la magia televisiva, en un producto tan corruptor de inteligencias y de conciencias como pretendía serlo el relato del escritor británico. La cadena televisiva propiedad de los derechos del famoso concurso es, además, por los contenidos que ofrece y por su línea de programación la perfecta para emitir semejante producto.

En 1984 se narra cómo la élite dominante pretende cambiar la historia en función al momento, cómo controla al pequeño núcleo del poder político a través de la televisión y de los contenidos que emite, cómo modifica la realidad en virtud a sus intereses y cómo consigue hacer ver que dos más dos será la cantidad que les interese a los que mandan. Como fondo una masa popular, los proles, que son entretenidos con televisión o espectáculos tan ruines como las ejecuciones de los supuestos enemigos... Leyendo la novela, y viendo la trayectoria de la citada cadena de tv, parece ser premonitoria la actuación de sus ejecutivos ofreciendo unos espectáculos tan lamentables y viles que los convierte, por arte del magnetismo de la televisión, en alimento para cierto grupo social, cada vez más numeroso, que se nutre a diario de esos contenidos tan espurios. De la misma forma ha conseguido crear una camarilla de personajes tan irreales, pero de resultado tan perverso, que se han convertido en los nuevos héroes de una sociedad perdida en la mediocridad a la vez que se zampa, sin llegar a digerir, a los que una vez fueron buenos periodistas y a los que jamás llegarán a serlo. El final más adecuado de todo este dislate sería, como en la película citada, que Belén Esteban se diera cuenta, en una nueva exclusiva de veinte o treinta semanas de duración, de que todo es solo una parte de la gran farsa.

Mientras tanto los propietarios de la cadena, sujetos propios de una serie mafiosa, pensando en vendettas y en sus beneficios monetarios, no han dudado ni un instante en eliminar CNN+ por un programa, ¡vaya casualidad!, relacionado con Gran Hermano.

Emilio J. Martín Guerrero **

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