Félix de Azúa , al presentar su autobiografía novelada Génesis, opina que "debería ser tan importante la lectura de los clásicos griegos como la de los clásicos hebreos... La cultura occidental es judeocristiana". Anima pues a leer la Biblia, ese monumento a la historia, el mito, la epopeya, la lírica, la filosofía y la sabiduría, olvidado hoy en las aulas y fuera de ellas. Lo mismito que defendía el domingo el ABC, lamentándose del abandono absoluto de la educación religiosa.

Y añade: "Se ha dicho que este es un país cainita por excelencia... Es un país tan conflictivo, tan antipático, tan violento, tan agresivo, y, sobre todo, tan maleducado, ese es su mayor pecado..." Aquí coincide con los ilustrados españoles, esos hombres buenos que retrata en su última y recomendable novela Pérez Reverte , esta vez sin insultar ni aburrir. El escritor insiste: "El pecado original aquí es la envidia. No hay nadie que odie más a España que los españoles. España es, entre comillas, un país enfermo de autoodio". Ahora, aparte de coincidir con quienes a lo largo de la historia han amado a España desde el dolor, de Quevedo a la Generación del 98 y tantos más, asume la sabiduría popular que nos retrata como envidiosos. Lo cierto es que desde Bartolomé de las Casas , uno de los más crueles propagandistas de los excesos hispanos que no fueron mayores que los de otras potencias, el autoodio español parece constante. Lo que no coincide con la opinión de alguno como Vaughan que, desde fuera, sin ese sentido nuestro tan trágico pero nada práctico, señala: "Yo compro a un español por lo que cree que vale y lo vendo por lo que en realidad vale".

Y es que esta curiosa impertinente está ya harta de que se identifique la quintaesencia hispana con la maldad. Y de topicazos con olor a muerto. Seamos como somos, sin complejos.

Sin embargo, coincide felizmente con esta última apreciación: "Hay partidos que se dedican a mercantilizar ese odio. Hay vendedores de odio en los partidos nacionalistas vascos y catalanes. Incluso hay un partido como Podemos que vende odio a la casta-". Pues eso.