Bajo esta frase, que lleva el título de este artículo, se ha puesto en marcha una campaña, liderada por la UNESCO, que versa sobre el racismo y la discriminación en el fútbol. En 2009 la Asociación de Clubes Europeos firmó, en nombre de los 144 miembros que representa, una declaración promoviendo la inclusión de cláusulas contra la discriminación y el racismo en los contratos de los jugadores. Y esto se hace a la altura del siglo XXI, porque es necesario y porque la sociedad mundial, en su conjunto, necesita seguir luchando contra todo tipo de discriminación y racismo, en este caso, por causa del color de la piel.

Siempre se ha predicado del fútbol y, muy especialmente, desde los años setenta del hecho de ser equipos multiétnicos, esto es, organizaciones capaces de asumir en sus filas gentes de diferentes creencias, nacimiento y color de la piel. Pero esto no es óbice para que sigan produciéndose actitudes xenofóbicas, y racistas en muchos terrenos de juego. Y el fútbol, como deporte de masas es el escaparte, idóneo, tanto para evidenciar las buenas prácticas, como para poner sobre la visibilidad más contundente esos comportamientos intolerables que tratan de denigrar la condición humana, por causa del color de la piel.

Han sido multitudes los organismos, como Naciones Unidas, Unión Europea y Consejo de Europa los que han tratado, por medio de convenios internacionales poner coto a este tipo de comportamientos, que luego han ido armando las distintas legislaciones de los países, que se han ido adhiriendo a esos acuerdos internacionales y convenciones contra el racismo y la xenofobia.

La campaña que ha presentado recientemente la Unesco, con el apoyo de grandes clubes de fútbol de nuestro país, lo hace, utilizando el instrumento de este deporte, por ser considerado el más numeroso y el que aglutina al mayor número de países. De hecho, la FIFA cuenta con 209 asociaciones internacionales, más miembros que la propia ONU. Y parece ser que lo quiere hacer porque entiende, la UNESCO, que el fútbol puede ser promotor de incuestionable de juego limpio y de respeto mutuo.

La verdad que el fútbol ha sido capaz de poner sobre el terreno de juego a jugadores, con tan cantidad de nacionalidades y de diferentes vinculaciones territoriales, sociales y culturales, que por lo mediático que resulta ofrece garantías a la hora poner en marcha importantes campañas en favor de la tolerancia y la no discriminación por causa del racismo. Por ello, los clubes han dicho, en su gran mayoría que sí, y la propia UNESCO ha apostado para su campaña de valores por este deporte. Y ahora toca, seguir insistiendo en cada país, en cada liga nacional por la erradicación de cualquier tipo de violencia y discriminación. Y que no sea cosa de los vándalos los espacios de recreo, que cada fin de semana conforman el espectáculo del fútbol.

En la Copa del Mundo de Brasil, en 2014, pudimos observar cánticos homofóbicos contra Camerún en su partido con Méjico; caso también, en el partido entre Alemana y Ghana, donde hubo incidentes racistas; y el partido Uruguay contra Inglaterra, donde se llevarán a cabo acciones violentas entre los hinchas.

Con esta campaña que se ha iniciado en España lo que se pretende es desdibujar y desdecir a todos aquellos que han justificado todos estos cánticos, y acciones violentas; y ofrecer en contraposición la pedagogía del juego limpio, y de tolerancia con el que es diferente. No cabe, por tanto, amparar a grupos afectos a equipos de fútbol para aumentar la afición, cuando se dedican a proferir todo tipo de insultos y amenazas a jugadores y equipos, en base a posiciones racistas y de intolerancia. Son los ultras que aún no han sido desterrados de los terrenos de juego, y que hay que erradicar de cualquier campo de fútbol o escenario deportivo de nuestro país. Porque son incompatibles con el juego limpio, y con los valores de tolerancia y de multiculturalidad.

En España tenemos la Ley 19/2007, de 11 de julio, contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, sobre la que pivota toda la fuerza de la legalidad para luchar contra estos comportamientos intolerables; así como la comisión antiviolencia en el fútbol, con competencia en el ámbito de esta disciplina deportiva. Por tanto, existen instrumentos para que no se amparen acciones de ningún tipo que den fuerza a aquellos grupos o personas que son intolerantes con los valores humanos.

* Abogada.