Alberto Ruiz-Gallardón ha vuelto a pedir públicamente que Rajoy lo incluya en las listas para el Congreso por Madrid en las próximas elecciones generales. Las reacciones de los que se llaman amigos del Partido Popular han sido, casi unánimemente, adversas; pero el propio Rajoy se ha limitado a agradecer al alcalde de Madrid su confesada voluntad de ayudarlo a ganar y llegar, finalmente, a La Moncloa.

Yo estoy en un mar de dudas. Por un lado todo parece indicar que Ruiz-Gallardón, que no oculta su ambición de llegar a lo máximo posible en política, lo que quiere en realidad es ser diputado por una muy buena razón: porque si no es diputado se complican mucho sus posibilidades de suceder a Rajoy en la presidencia del PP y, desde luego, de ser candidato a la Presidencia del Gobierno, y quiere estar bien colocado si Rajoy perdiese las elecciones y se abriese una crisis en el partido. El está en su derecho de pensar así y actuar en consecuencia; pero eso no sería ayudar a Rajoy, sino perjudicarlo gravemente, porque se transmite al electorado un mensaje tremendo: Rajoy puede perder, pero aquí estoy yo para recoger los pedacitos del partido y hacerlo resucitar.

Por otro lado, en cambio, cabe hacerse este razonamiento: Punto uno: la candidatura del PP por Madrid, ¿se fortalece o se debilita si va Ruiz-Gallardón en ella? La respuesta es que, en teoría, se fortalece, porque a los votantes fijos del PP se añade un estímulo para votantes del PSOE hartos de Zapatero y sus disparates. Punto dos: si además de Ruiz-Gallardón fuera también Rodrigo Rato en la lista, ¿la candidatura de Rajoy se fortalecería o se debilitaría? La respuesta también es positiva; sin duda que se fortalecería considerablemente. Por lo tanto, Rajoy tendría más probabilidades de llegar a La Moncloa con Ruiz-Gallardón y Rato en su lista. Punto tres: imaginemos que, de todos modos, el PP perdiera aun con esos refuerzos. En tal caso, el problema no sería de Rajoy, sino del conjunto del PP: que se peleasen en noble lid Ruiz-Gallardón, Rato, Jaime Mayor y todos los que quisieran.

Ahora, que cada cual escoja el color del cristal con que quiera ver este asunto.