Trabajadores municipales

Yo, en teoría, debería de estar a favor de las reivindicaciones de los trabajadores municipales. Sin embargo, me voy a oponer por dos razones: una de carácter racional y otra sentimental.

1. Durante esta crisis las Administraciones públicas se van a endeudar hasta límites insospechados y es lógico que parte de esa deuda la sufraguen aquellos que tienen puestos de trabajo más estables, sobre todo los funcionarios de carrera y los laborales fijos. Les podrá parecer injusto, pero su situación es mucho más cómoda que la de los miles de cacereños que están en el paro. Si ZP no ha propuesto congelación salarial para los funcionarios es porque en las últimas elecciones empleó como arma electoral la congelación salarial que en su día aplicó Rajoy siendo ministro de Administraciones Públicas.

2. Por regla general, y salvo alguna honrosa excepción, los trabajadores municipales contemplan con absoluta desidia los problemas de otros compañeros suyos que se encuentran es situaciones más complicadas. ¿Quién de estos trabajadores ha tomado alguna vez en consideración los problemas de los que entran por el Fondo de Cooperación? ¿Cuántos trabajadores, incluidos en el catálogo, alzaron su voz contra el reparto lineal de la RPT? Y así podríamos continuar con innumerables ejemplos. Ahora, que beban de su propia medicina, de su afable insolidaridad. Canícula

Huelga de los jueces

Claro que los jueces son humanos y pueden errar en sus funciones. Pero acaso no es peor que en un Estado Democrático y de Derecho como es el nuestro, el Poder Judicial (uno de los tres poderes del Estado) se encuentre en una total situación de dejadez y dependa de los demás poderes (ejecutivo y legislativo) a la hora de gobernarse, estructurarse y lo que es peor de financiarse. Luego los políticos se dedican a desarrollar "pactos para la justicia", que lo único que son es arreglos parciales y pactos de "no agresión". No podemos hacer que el sistema sea perfecto, pero por lo menos debemos intentar que funcione de la mejor manera posible. Ego

Román Ordiales

Todos estamos desolados por la pérdida. Nos quedan en el recuerdo muchos ratos agradables, tu compañía y tu actitud generosa, siempre dispuesto a echar una mano (a mí, que soy tan inútil para casi todo) con la sonrisa en la boca. Hemos disfrutado de tu amistad y ahora te echaremos mucho de menos. Dejas un hueco muy grande a nuestro lado, que nadie podrá llenar, y no es una frase hecha, sino una certeza. Hasta siempre. Hasta siempre