Hace más de una década que el sistema audiovisual del DVD está comercializado en España sin que en todo este tiempo una legislación o normativa eficaz haya amparado específicamente la integridad de las obras editadas, ni los derechos del comprador y del espectador. Ultimamente, además, la calidad de las ediciones que se venden en España está decayendo de manera preocupante. Los entusiastas del cine, por ejemplo --compradores habituales de películas legalmente comercializadas--, estamos radicalmente en contra de la piratería, pero también de los editores corsarios que, escudándose en lagunas legales y laxas tolerancias, ponen a la venta ediciones que no distan mucho en sus resultados finales de las deplorables características de los vendedores del top manta. Sin embargo, es al consumidor de los DVD legales a quien se le hacen continuos llamamientos al respeto por las ideas ajenas y a la preservación de las obras a que dan lugar. Al ciudadano que compra los DVD es a quien la Administración acosa con admoniciones y amenazas en absurdas cruzadas. Mientras tanto, demasiadas empresas dedicadas profesionalmente a la difusión de obras audiovisuales son precisamente las que, amputando metraje, mutilando formatos de imagen y sonido y alterando la calidad de la obra comercializada --suprimiendo el subtitulado y otras prestaciones básicas inherentes al soporte digital--, desvirtúan gravemente dichas obras e impiden su accesibilidad al público en las condiciones en que fueron concebidas originalmente por sus autores. ¿Por qué en estos casos, obvios y demasiado frecuentes, la ley no actúa?

F. Jerez Martínez y 15 firmas más **

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