XBxien es verdad, que al haber perdido las elecciones el PP y pasar a la oposición, ésta no podía tener el carácter habitual que estas comisiones tienen, de depuración de responsabilidades políticas en que hubieran podido incurrir los distintos miembros del Gobierno, con su presidente a la cabeza, ya que los ciudadanos habían saldado esta cuestión y por la naturaleza de los hechos no cabe imputaciones de otra naturaleza.

Se trataría por lo tanto, de un obligado análisis por parte del Parlamento del grado de eficacia de nuestro sistema de seguridad, de los mecanismos de coordinación entre los distintos responsables del mismo, tanto al nivel de organismos como de cargos, de evaluar los medios económicos y humanos necesarios para asegurar la vital eficacia de estos servicios. Desgraciadamente, el modo en que Rajoy ha planteado la aceptación de la comisión y cómo ha pasado a convertirse en promotor de la misma no augura que los trabajos de la comisión vayan a ir por este camino. Ya llevan días calentando el ambiente, algún diario de tirada nacional, cumplidamente acompañado por ciertas emisoras de radio y cadenas de televisión, con la teoría de que el Gobierno fue engañado por sus propios servicios de información, mientras que agentes de estos mismos servicios suministraban directamente al PSOE o medios afines, información confidencial veraz sobre los auténticos autores de los atentados, para poner en evidencia al Gobierno y en definitiva provocar el vuelco electoral. Esta sucia y peligrosísima maniobra, pretendería llevar al ánimo de los ciudadanos que habían sido engañados, que la información se manipuló, jaleando a la ciudadanía para enfrentarla al PP, hostigando a los populares con actuaciones mediáticas de dudosa legalidad.

En definitiva, se trataría de deslegitimar éticamente la victoria socialista. Por muy disparate que parezca, que lo es, esta teoría puede prender en parte de una ciudadanía poco informada, y más aun en aquellos que son proclives a creer, más lo que su sentimiento les incita que lo que la razón reclama. Máxime cuando en una comisión de esta naturaleza, los medios de comunicación de uno y otro lado, acabarían convirtiéndose en los protagonistas principales. Este pueblo nuestro no se merece que nadie le siembre la discordia, que trate de dividirlo en facciones enfrentadas, nadie puede pretender el poder por un camino tan ominoso. Perder unas elecciones es en una democracia tan normal como ganarlas, estamos en la normalidad con mayúsculas, con atentados o sin ellos. Mejor desde luego prevenir que curar, y cerremos de una vez por todas este desgraciado capítulo.

Exijan, que están en su derecho y en su deber, cuantas medidas crean convenientes para mejorar nuestro sistema de seguridad, tengan la sensibilidad suficiente para detectar las cuestiones de Estado y crucemos los dedos para que cualquier fanático descerebrado no nos siembre la muerte y el dolor.

Y a este respecto, no nos engañemos, si ayer pudo ser por Irak, mañana puede ser por Afganistán, pasado mañana por los imanes y al otro vaya usted a saber por qué. Estamos ante un fanatismo medieval, hijo de la desesperación nacida de la humillación, la miseria y el rechazo a una cultura que se teme.

De esta comisión, los ciudadanos esperamos conclusiones que permitan una mayor eficacia en la lucha contra el terrorismo islámico. Lo que no queremos es que se convierta en arma arrojadiza para dividirnos y enfrentarnos.

*Ingeniero