XExste culto por el físico nos genera un tipo de obsesión colectiva por mejorar compulsivamente nuestro aspecto físico, al precio más alto, con la propia vida. Si a ese factor mediático, le añadimos la autoridad de familiares y amistades, se produce un marco de competitividad absurda por perfeccionar lo físico, llegando a simular las curvas de una famosa top model, presentadora de televisión o actriz de moda, en un mundo con unas circunstancias bien distintas a esas imágenes del papel cuché o televisadas.

Además, los riesgos que conllevan estas prácticas perjudiciales para nuestra salud, pueden llevar a límites insospechados, por ejemplo, cuando alguien se expone a complejas intervenciones quirúrgicas a fin de mejorar físicamente o rejuvenecer en cualquier clínica por "módicos" precios, o nos sometemos a "milagrosos" regímenes de alimentación desequilibrados y no controlados por facultativos que nos agotan ante la tarea diaria. En definitiva, son personas con una autoimagen distorsionada, baja autoestima, miedo al fracaso y preocupación excesiva por su figura para ser aceptado socialmente, que les lleva a poner en riesgo su propia existencia.

Hagamos la prueba de ver la televisión durante un par de minutos, leer determinadas secciones de anuncios en prensa, visitar las tiendas de moda juvenil en nuestra localidad, o ir a la piscina más cercana, y así, poder comprender mejor este hecho social del good looking. Lo cierto, es que este fenómeno no es contemporáneo, tal y como reflejan las obras escultóricas de la antigüedad clásica o la pintura renacentista --entre otros ejemplos artísticos--, donde se observa el interés de cada artista por transmitir unos cánones de belleza imperantes en cada momento histórico, hasta nuestros días.

Por tanto, no es de extrañar que se haya desarticulado recientemente una red de distribución de anabolizantes y otras sustancias dopantes que estuviera operando impunemente a través de gimnasios productores de musculosos vigoréxicos en nuestro país, o que se incremente anualmente las cifras del número de adolescentes y jóvenes --y no tan jóvenes-- que requieren tratamientos médicos para superar la anorexia o la bulimia, tras varios años de sometimiento oculto a la tiranía de la báscula.

¿Alguien encuentra razones que justifiquen tal panorama social? La explicación sociológica más destacable, serían los mismos valores de individualismo, consumismo, exhibicionismo, hedonismo, entre otros, que imperan en nuestro contexto actual, bien promovidos desde la televisión, la presión que ejercen las amistades, e incluso, la propia familia que exige más y mejor para estar acorde con esta sociedad tan cambiante e incierta, en la que nos ha tocado vivir.

En síntesis, somos víctimas de una dinámica societaria creada por nosotros mismos --algunos colegas la califican de postmoderna--, que nos engulle a diario, que nos permite mover por pura inercia dentro de unos límites fijados por los poderosos.

La vacuna está lista para ser suministrada desde el ámbito de la enseñanza entre las generaciones más jóvenes, a través de una educación en otros valores alternativos de igualdad, emprendimiento, cooperación o solidaridad, que favorezcan la construcción de un medio social más favorable para el desarrollo humano, de manera, que los ciudadanos sepan vivir respetando a los demás, y prevenidos de una realidad trastornada por éstas u otras patologías sociales, que tantas injusticias e insatisfacciones producen por doquier.

*Sociólogo