Poco a poco se va acercando el 27 de mayo. Al fondo, cada segundo con más intensidad, se aprecian el resplandor y el fragor de la proximidad del horizonte electoral con la conquista de la Junta de Extremadura como el gran trofeo a alcanzar. Lo que enardece a los grandes contendientes y aspirantes a conquistar la Presidencia regional mientras continúan entrenándose a fondo. Tal es el calibre de la disputa.

Fernández Vara y Carlos Floriano se encuentran, ahora, en esa fase de preparación a la lucha, de fijar estrategias, de atacar por los flancos más débiles al contrario, con el corazón henchido de entusiasmo, de proclamar el compromiso con Extremadura. Y van sacando al campo, paulatinamente, los programas, las propuestas, los proyectos, las ansias de dirigir las riendas de nuestra tierra durante cuatro años y ejercitar, desde la política, las nobles artes de entregar lo mejor de un partido al servicio y en beneficio de la comunidad autónoma.

Esa es, precisamente, una de las grandezas de la democracia. Que cada cuatro años, desde la impecabilidad del tiempo, los ciudadanos están llamados a participar en la convocatoria electoral depositando su voto en las urnas de la libertad. Una palabra, por otra parte, sagrada en el corazón de la democracia. Razón de más para que la jornada electoral sea comúnmente denominada como la gran fiesta de la democracia. Una fiesta participativa, plural, libre, y en la que los hombres y mujeres eligen, y eso es lo más importante, a sus representantes.

XLA REGIONx extremeña, ahora que faltan tres meses y medio para la cita con las urnas, se encuentra en un estado crucial para sus intereses. Y también para desde la realidad más transparente saber enfilar las perspectivas del futuro como es, por ejemplo, el de la modernización de nuestras infraestructuras y salir de los furgones de cola del país. Lo más significativo del ámbito de trabajo ante unas elecciones se encuentra en saber elaborar la hoja de ruta de los partidos políticos en liza, los esfuerzos y las canalizaciones para abordar el mañana de un pueblo. Y en el que tantas esperanzas y anhelos van a depositar los votantes.

Un motivo por el que las elecciones se configuran, por parte de todos, como un riguroso estudio sobre los balances comparativos respecto a las alternativas socialista y popular. En qué situación se encontraba Extremadura en las anteriores elecciones y desde todas las perspectivas. En qué punto se halla ahora la región como consecuencia del ejercicio de quien ostentó el poder del Gobierno. Qué nos interesa y hacia dónde podemos ir. Indagar en las claves del pasado durante estos cuatro últimos años. Y cómo marcha el país en todos los sectores.

Vara y Floriano representan, hoy, la capitanía de la gran contienda. Y sobre sus responsabilidades pesa, y mucho, el mostrar, con la mayor sensibilidad, las diferencias entre el Partido Socialista y el Partido Popular. Analizar cómo han ido trabajando los dos grandes partidos desde el Gobierno y la oposición, respectivamente; cuáles son sus planteamientos y previsiones y qué lugar debe de ocupar la comunidad extremeña en los parámetros de la educación, de la agricultura, de la industria, de la cultura, de la economía, de la creatividad, de la universidad, de los visos de futuro, el papel de la despoblación de nuestros municipios o las perspectivas del mundo rural, entre otros.

Y también, claro, saber encontrar el juicio de valor sobre las dinámicas que acaecen en el escenario nacional. El terrorismo y el siempre dramático protagonismo de la banda criminal ETA, la inmigración, el desempleo, los valores educativos, la esperanza de soñar y asirse al mañana en libertad y prosperidad. El 27 de mayo es una cita demasiado importante y plagada de responsabilidades. Tanto como para no abstenerse de cumplir con el derecho de votar o votar a la ligera.

Que nadie deje atrás que el compromiso de la cita electoral se llama, ni más menos, que Extremadura. De ahí el hecho de que, en función de que gobierne una u otra opción, las expectativas y los senderos de nuestra identidad y de nuestro futuro pueden variar demasiado. Extremadura debe de despejar muchas dudas, latentes en nuestra sociedad, por lo que se merece un esfuerzo de participación en las urnas.

Hoy, por cierto, ya queda un día menos. Pero que nadie eche luego, en saco roto, el compromiso de los partidos políticos con Extremadura, a los que habrá que ir juzgando, en el día a día, de aquí al 27 de mayo, con la lluvia de ofertas que ya han comenzado a dejar el camino preñado de ideas. Unas, ya, se quedaron en el sendero. ¿Y las otras?

*Periodista