La reunión del pacto por el ferrocarril de Extremadura celebrada ayer en Mérida ha servido para que los nuevos responsables de Fomento, Renfe y Adif reafirmen los compromisos y los plazos acordados con el gobierno anterior para la alta velocidad (2019 para el tramo Plasencia-Badajoz y 2020 para su electrificación) y, a la vez, para que se anuncie la sustitución progresiva de los trenes convencionales que recorren Extremadura y que han demostrado su ineficacia dejando en tierra y en distintas ocasiones a decenas de viajeros. Quizás este último asunto, sumado a una inversión de 60 millones de euros en infraestructuras, revista una mayor trascendencia por la urgencia de cambiar unos trenes que, a la vista está, no reúnen condiciones para ofrecer un servicio de calidad conforme a los cánones normales que existen en otras partes del país.

En la memoria de todos está ‘la foto de la vergüenza’ de finales del mes de junio cuando un tren convencional salió ardiendo y los pasajeros tuvieron que alejarse del convoy andando con sus malestas por un secarral bajo un sol acuciante. La distribución de esta imagen en redes sociales y su utilización por parte del presidente de la Junta señalando tajante «se acabó la paciencia» ha dado sus frutos que, desde ayer, parece que se traduce en la sustitución de 11 trenes S-598 por otros de la serie S-599 «mucho más fiables y también más modernos». Aunque se tardará casi un año en cambiarlos y éstos vendrán por plazos de tres en tres, no cabe duda de que supone un paso firme en la respuesta de un gobierno que acaba de llegar al poder, el cual no puede rebajar el compromiso del anteror ni desatender las demandas que le llegan desde Extremadura gobernada por el mismo partido.

La ciudadanía extremeña se ha tomado el asunto del tren como cuestión prioritaria al margen de los partidos. Por eso que está atenta para que no la engañen. Llegar ahora un nuevo gobierno con los compromisos firmados con el anterior y decir que conviene paralizarlos para estududiarlo (como ya pasó en 2004) se traduciría en una protesta generalizada a la que tendría que ponerse a la cabeza sin más remedio la Junta de Extremadura. Así pues, la prioridad marcada ayer por Fomento para con esta región es, de momento, un arranque aunque sea de palabra. Habrá que estar vigilante y seguir todo muy de cerca para constatar su materialización.