El pasado sábado, día 17 de marzo, acudí a la feria del vino y de la aceituna VINAC en Almendralejo con mi mujer, mi hijo, de 18 meses, y mi suegro, ya jubilado. Mi mujer y yo vestíamos sendas camisetas alusivas en contra de la refinería y mi suegro un simple pin con el mismo contenido. Al tratar de acceder al recinto agentes del Cuerpo de la Policía Nacional nos advierten que para pasar tenemos que quitarnos las camisetas y el pin ya que no permiten pasar a nadie con tales insignias. Con una mezcla de estupor e indignación pido explicaciones ante este trato discriminatorio y se nos dice que es por motivos de seguridad y porque no hay autorizada ninguna concentración en el recinto. Tras explicar a los agentes que una familia como la allí presente "no da el perfil" de los perturbadores del orden y no son una concentración exigí mi derecho a la libre circulación. Ante la negativa de la autoridad solicito la identificación de los agentes y el origen de la orden. Se me informa que proviene de la Delegación de Gobierno. Ante tal situación mi mujer y mi suegro se despojan de la camiseta y del pin respectivamente y acceden al recinto, eso sí, en busca de dos testigos que dieran fe de semejante ultraje a los derechos elementales de las personas. Al mismo tiempo el señor inspector allí presente realiza una llamada telefónica, supongo que a sus superiores, tras la cual me dice que puedo pasar con la camiseta...

Increíble pero cierto. Veinte minutos de tensa disputa me costó defender mis derechos y poder acceder finalmente al recinto. Ante esta situación deben hacerse las siguientes cuestiones: ¿Pueden utilizarse en un país democrático las Fuerzas de Seguridad del Estado para presionar a los ciudadanos y tratar de coartar sus derechos y libertades fundamentales?, ¿tenemos que defendernos y hacer valer con energía nuestros derechos ante quienes justamente están para velar por ellos? El apoyo institucional al proyecto de la refinería está llegando mucho más allá de lo que nunca habría imaginado.

Creo sinceramente, y con gran preocupación, que las libertades y la democracia están en serio peligro en Extremadura. JACINTO M. GARCIA. Almendralejo