L os anuncios de estos días que avisan del cambio de nombre de productos alimentarios --sobre todo de derivados lácteos-- no son una estrategia de los fabricantes. Es una exigencia de la Comisión Europea de que no se siga utilizando el prefijo bio en productos que no merecen esta calificación, norma que en España se ha incumplido. En otros países de la UE, el vocablo bio sólo se utiliza para productos agrarios cultivados de una manera natural. El equívoco se acaba a partir de julio. Ya era hora.