EEUU necesita tanto una ayuda para salir del lío en que se ha convertido su ocupación de Irak que empieza a hacer concesiones para contar con el concurso de Francia, Alemania y otros países opuestos a la guerra. Tras la retórica de Bush en la ONU, donde no quiso ceder en nada, llega la hora de las realidades: el moderado del equipo presidencial, Colin Powell, fija en seis meses el plazo en que los líderes iraquís deberían elaborar una Constitución, con el objetivo de que el año próximo pueda instalarse en Bagdad un Gobierno local que, atendiendo a parámetros de Washington y la ONU, sustituya a las fuerzas de ocupación.

El gesto realista de Powell se produce mientras negocia con los otros cuatro miembros permanentes del Consejo de Seguridad --Rusia, China, Francia y Gran Bretaña-- una nueva resolución que amplíe la participación internacional en la reconstrucción de Irak con un papel más relevante para la ONU. Francia anunció que no vetaría esa resolución y sugirió que cualquier aproximación a sus tesis de transferencia del poder a los iraquís en un plazo razonable le haría respaldar el texto. No hay que ser un lince para ver que la propuesta de Powell va en esa dirección.