La bolsa española ha apoyado con subidas significativas de las cotizaciones de Gas Natural y Endesa las 19 condiciones que el pasado jueves puso la Comisión Nacional de la Energía (CNE) a la oferta pública de acciones (opa) de la alemana E.ON sobre Endesa. Da la impresión de que remite la confusa politización de la compra de la eléctrica, desencadenada desde el mismo instante en que la gasista hizo saber que aspiraba a hacerse con ella. Pero aún está lejos de haber quedado circunscrita a los límites estrictos de una operación empresarial, habida cuenta de la reacción vociferante del PP, que sigue viendo maquinaciones por todas partes a favor de La Caixa y Repsol, socios de referencia de Gas Natural, y en contra de la multinacional alemana.

Más lógico resulta el resquemor de esta compañía ante las condiciones que le impone la CNE, en buena parte derivadas de las diferentes sensibilidades que conviven dentro del Gobierno en relación con la posible compra de Endesa. Ni cabía esperar que se impusiera nítidamente la tesis más liberal --la representada por Pedro Solbes--, más conforme con el punto de vista de la UE, ni que toda la razón fuera para la más reticente con E.ON, defendida por el ministro José Montilla y el asesor de la Moncloa Miguel Sebastián. En cambio, era previsible una salida intermedia, del estilo de la decisión finalmente adoptada, que no por parecerse más al planteamiento de la operación hecho por Gas Natural puede considerarse de corte proteccionista.