El notable descenso de la siniestralidad en el tráfico obedece tanto al cambio de conducta de los conductores como al celo de la Administración en sancionar a los infractores. La estadística elaborada por el Registro Central de Penados y Rebeldes, del Ministerio de Justicia, revela que en 2007 el 36,5% de los condenados el que han delinquido una única vez lo han sido por la comisión de delitos contra la seguridad vial, más del doble de los condenados por lesiones (16,7%) y robos (10,2%).

Quede claro que la inmensa mayoría de ellos no ingresan en prisión por carecer de antecedentes y las penas impuestas son inferiores a 2 años. Pero el simple hecho de acabar ante el juez y pasar por la experiencia de afrontar un juicio tiene claros efectos disuasorios. Algo que estuvo en el ánimo del legislador al establecer la vía penal para determinadas infracciones y que pesa en los reflejos condicionados de los infractores potenciales antes de adoptar prácticas contrarias al Código de Circulación.

Añádase que entre todas las condenas impuestas en 2007, la retirada del carnet --sanción ineludible-- ocupa el sexto lugar (14,4%), y se completará el cuadro de instrumentos puestos a disposición de la Administración para aumentar la seguridad viaria y lograr, como así ha sido, que los accidentes hayan caído en picado.