Me acabo de reincorporar a mi puesto de trabajo como maestra de Educación Infantil en el Colegio Diocesano de Cáceres. Supongo que el sólo leer el nombre de este centro debe producir dentera dentro de la Administración educativa, primero por su carácter concertado y segundo por los conflictos que se originaron a finales del curso pasado respecto a la admisión de alumnos en la ahora concertada etapa de infantil. Al finalizar el curso 2005/2006, se había asegurado que la totalidad de alumnos que ya estaban cursando Infantil en este centro mantendrían su plaza pese a significar eso un mayor número de alumnos por aula. Este fue el acuerdo verbal, que la Dirección Provincial de Educación tomó con los padres de los niños y niñas afectados. ¿Qué ocurre ahora? Ocurre que en agosto la Consejería de Educación hace llegar a los padres de algunos niños un burofax informándoles que sus hijos/as, niños y niñas que llevan dos años compartiendo centro, maestra y compañeros, carecen de plaza en su centro . Asimismo, al parecer se ha destituido a la directora provincial de Educación, quien tomó el anterior acuerdo verbal con los padres de los alumnos afectados. La relación entre ambos aspectos nadie la aclara.

¿Qué es lo que realmente ha ocurrido? Hasta ahora sólo sé que tres de mis alumnas que este curso deberían cursar en el Diocesano de Cáceres 3.º de Infantil, han recibido el burofax y están fuera . Y yo personalmente estoy angustiada pensando en la posibilidad de que puede que pese a las reclamaciones que los padres de las alumnas hagan a la consejería, estas tres niñas no puedan compartir el próximo año de su vida, y probablemente el resto, con los que hasta ahora han sido sus amigos, su centro y su maestra. Honestamente opino que a los maestros se nos ha eliminado de la discusión en este conflicto, conflicto que en ningún momento ha sido educativo sino político.

Yo, hasta ahora declarada votante y justificadora de los actos y acciones políticas del PSOE, me siento ciudadana de segunda categoría. Porque mis derechos no son iguales que los de los demás por trabajar en un centro concertado y no en uno público, porque mis alumnos son también de segunda por haber sus padres decidido que querían que sus hijos estudiaran en este centro, pese a haber tenido que pagar 134 euros. Se les ha faltado al respeto a estas familias y a muchas más, las palabras no se las puede llevar el viento aún cuando se destituya de su cargo a la persona que las dijo. Merecen una solución que satisfaga sus necesidades, de lo contrario la política social tan aireada por el partido en nombre del cual usted nos representa, es una mera pantomima. Ruego, por favor, que se trate de empatizar con mi gran familia , trate de mantenerla unida por el beneficio siempre de los niños y niñas que la forman y que no han cometido ninguna falta para estar metidos en discusiones de adultos y sufrir sus consecuencias, sólo tienen 5 añitos.

Verónica Hierro Bravo **

Cáceres