¡Virgencita, virgencita, que me quede como estoy! Esto es algo que debemos estar pensando muchos de los padres que tenemos hijos en el Conservatorio Profesional de Música Hermanos Berzosa de Cáceres cuando, en la edición de el Periódico Extremadura del pasado 11 de abril, leímos que un acuerdo entre la Junta de Extremadura y el Ministerio de Vivienda llevará este conservatorio desde su actual ubicación, en el Complejo Cultural San Francisco, a la nueva en el Palacio de Godoy. Me temo que la escasez de espacios en el San Francisco, quizá el principal problema que ha motivado la petición de la dirección del centro de nuevas instalaciones para el conservatorio, se va a quedar en una mera anécdota si lo comparamos con el problema de circulación que se puede generar en el entorno del mencionado Palacio de Godoy. Pensemos que la mayoría del alumnado del conservatorio son niños, que viven lejos de esa zona, a la que hay que acudir con coche para llevarlos, recogerlos y, en algunos casos, ayudarlos a llevar sus instrumentos. Si la política del Ayuntamiento de Cáceres es limitar al máximo la circulación en la parte antigua y su entorno, me temo que esta decisión va a llevar muchos coches a una zona que no está especialmente preparada para soportarlos. Por otro lado, si el objetivo de esta nueva ubicación es, entre otros, facilitar el acceso al conservatorio de más alumnado, yo creo que el efecto va a ser más bien el contrario, ya que vamos a ser muchos los padres que acabaremos planteándonos que nuestros hijos abandonen este tipo de enseñanza o, simplemente, que no la inicien, de manera que, quizá se vuelva a hablar de la Música, como en tiempos pasados, más que de una disciplina abierta a todos, de un arte sólo permitido a unos pocos.

Sebastián Díaz Iglesias **

Cáceres