No me agrada escribir estas líneas, pero creo que realmente son necesarias. En primer lugar elogiar y resaltar las grandes intenciones del Festival Contempopránea por ofrecer un evento de tan gran magnitud en estas alejadas tierras; no es muy habitual que grandes espectáculos de este tipo se ofrezcan a tan corta distancia de nuestras casas. Siempre tenemos que ver con envidia como en otras localidades de mayor o menor relevancia son donde se celebran este tipo de conciertos. Por suerte, Extremadura cuenta con uno de los mejores festivales de música del panorama nacional, y si no el mejor, uno de los principales en el panorama pop-indie de música alternativa.

Pero lo que no podemos seguir es engañándonos, no podemos permitir que la organización se haya quedado atrás y los carteles hayan aumentado su calidad, que lo trabajadores de los puestos de comida y bebida traten a los espectadores como borregos además de sus excesivos precios, que el equipo técnico no sepa preparar un grupo en menos de 15 minutos (teniendo que recortar tiempo de los conciertos, incluyendo a unos de los grupos de cartel, como fue Sidonie, que no tocó más de 30 minutos), medidas ridículas de acceso, espacio muy limitado para el gran número de espectadores, ridículo tiempo para los grupos extremeños, y los excesivos precios de casas en alquiler que rondaban los 1.000 euros por tres das ya que el pueblo no cuenta con plazas hoteleras suficientes.

Sabemos que es una preciosidad de pueblo, que el Contempopránea tiene allí su encanto; pero, no será hora de plantearse dar el salto a otro lugar?, hablo de hacerlo en una ciudad en la que se pueda disfrutar de la música y del descanso a precios razonables.

Espero y deseo que esto solo sirva de reflexión, nos vemos en Contempopránea 2009, sea donde sea.

Pepe Nogales **

Correo electrónico