TLta Constitución y la ley de Gobierno obligan a quien consigue mayoría parlamentaria, en un acto de investidura, a ejercer la conducción de la política desde el Consejo de Ministros. El resto de los grupos parlamentarios tienen la obligación de ejercer la oposición que consiste tanto en controlar al Gobierno como en realizar propuestas parlamentarias de iniciativas alternativas al Ejecutivo. En este contexto, la concertación o el consenso sobre políticas de estado consiste en que el Gobierno las formula y busca el apoyo, total o parcial, a sus iniciativas con los distintos grupos de la oposición, que las pueden apoyar o no pero no poner en cuestión su legitimidad.

La pretensión del PP de que el consenso consiste en aceptar los puntos de vista que ellos sostienen no solo es irreal, desde el punto de vista de la concepción de la democracia parlamentaria, sino que atenta a la legalidad que obliga el Gobierno a ejercer su responsabilidad sin posibilidad de hacer dejación a ella.

La política antiterrorista es responsabilidad del Gobierno, más que ninguna otra, porque atañe a la seguridad del Estado. Si el PP la considera errónea, podrá enunciar claramente sus diferencias, haciendo constar su disconformidad. Pero de ahí a obstruir y dificultar su ejecución va un gran trecho. El verdadero patriotismo consistiría en, una vez manifestada su disconformidad, tratar de colaborar con el Gobierno en el ejercicio de sus responsabilidad. La frase de Felipe González en el homenaje a Fernando Buesa es digna de un estadista: "en la lucha antiterrorista, hay que apoyar al Gobierno aunque se equivoque".

Solo el tiempo podrá decir si la estrategia de José Luis Rodríguez Zapatero es la adecuada porque este concepto solo se puede acuñar sobre el éxito o el fracaso de sus planes. Si el PP los apoyara, no sería responsable del fracaso pero hubiera podido decir que colaboró en el éxito. Con la guerra declarada por el PP a las políticas antiterrorista del Gobierno ha invertido la ecuación. Si el Gobierno tiene éxito, lo será a pesar de las dificultades del PP; si fracasa, siempre se podrá decir que el PP tuvo que ver con la frustración. Hay muy poco patriotismo en la posición de Mariano Rajoy y, sobre todo, hay una gran carencia de esencia democrática que indica que no han terminado de asumir que cuando su partido está en la oposición, a quien le toca gobernar es al PSOE y no a ellos.

*Periodista