TLta reclamación de una joven cacereña que reivindica su derecho a portar la imagen de la virgen de la Montaña nos debería hacer reflexionar sobre las contradicciones que aún impregnan el día a día de la igualdad entre sexos y sobre la adecuación a los tiempos contemporáneos de algunas normas que rigen el funcionamiento de iglesias, órdenes o cofradías. Habrá quien argumente que las religiones tienen su base en rituales y tradiciones que deben ser respetadas, pero también ocurre que cualquiera que intente constituir una asociación verá como las administraciones, con muy buen criterio, le devuelven a uno los papeles cuando una simple coma vulnera principios democráticos.

Si Nazaret Paniagua pertenece a una cofradía legalmente constituida, ni los usos atávicos ni las costumbres deberían prevalecer sobre su derecho a ser tratada como igual dentro del grupo. Cabría preguntarnos qué tendrá que ver el sexo con levantar una imagen mariana, pero ante la posibilidad de que nos lo intenten explicar en el siglo XXI será mejor callarnos. En cualquier caso, estaría bien que alguien respondiera a esto: ¿conseguirían hoy la inscripción en el registro de asociaciones los reglamentos tan machistas y antidemocráticos de algunas iglesias, cofradías o tunas?

*Profesor y activistade los Derechos Humanos