Septiembre ha sido muy negativo para el empleo, tanto para Extremadura, que ha terminado con casi 119.000 parados (5.000 más que en agosto), como en España donde ha vuelto a superarse la barrera de los cuatro millones de personas sin trabajo. La causa principal de este repunte del desempleo es el final de los contratos veraniegos de los servicios y de la Administración, pero no la única, puesto que ya en agosto repuntó la cifra de trabajadores sin ocupación con respecto a julio. Es decir, un jarro de agua fría. El único dato al que aferrarse es que, en el conjunto de España, este mes de septiembre ha sido mejor que el de hace un año, lo cual puede estar indicando, como dice el Gobierno, que el leve crecimiento de la actividad económica empieza a notarse en el ritmo de destrucción de empleo, que es menor. Los datos del Ministerio de Trabajo ensombrecen un poco más el panorama cuando constatan que, a pesar de que el número de parados aumenta, la cifra de beneficiarios del seguro de desempleo cae el 11,2%. La crisis dura tanto que se agotan los subsidios sin que esos parados encuentren trabajo. Las patronales y los sindicatos se quejan, con distinto sentido, de la ineficacia de la reforma laboral. Pretender que una ley aprobada el 9 de septiembre tuviera efectos en todo el mes es demasiado pedir. Pero una de las conclusiones que se pueden extraer de los datos del paro es que parece que el contrato de fomento del empleo, con indemnización de 33 días, podría estar calando. El 25% de los contratos indefinidos que se firmaron, ocho puntos por encima de lo habitual, se hicieron con este modelo.