TLtos coroneles, con excepciones, no tienen quien les escriba. Lo demostró García Márquez, con una novelita preciosa, y ahora nos da una prueba el coronel Martínez Inglés, que se metió en la boda sin estar invitado, de polizón, y con un revólver Astra (¿con qué fines?) en la faltriquera, que muestra orgulloso. Si el coronel tuviera quien le escribiera, o quien se acordara de él, no haría las excentricidades que hace. Su problema no es otro que no lo ascendieron a general, porque Gutiérrez Mellado no opinó para bien y se quedó sin poderse dar un garbeo por el cuarto de banderas de su regimiento cuadrándose todo bicho viviente a su paso. ¿Qué es lo que pretendía y más yendo de esa guisa a la boda de Letizia y Felipe ? Será un misterio, porque los locos tienen estas salidas. ¿Y la pistola? Un arcano. Quizá la llevara porque un militar, sin su arma reglamentaria, se ve como desnudo frente al mundo, y si encima nadie te escribe, peor que peor. Una salida bastante chusca fue la de hacerse de Izquierda Unida, pero se ve que tampoco le ha hecho feliz, porque se pudo venir aquí a Extremadura y hacer con los correligionarios de aquí la falsa boda con panceta y una bandera impresentable remedando la republicana.

En fin, que no casa nada de nada. El que está loco por regla general no lo sabe y hace cosas de lo que es, porque los locos no tienen memoria y la poca que guardan es sólo para ellos. Yo tengo un amigo loco, que olvidó que en una temporada me hizo la vida imposible, y encima me pide ahora que lo quiera.

Por favor, locos no, y con pistola menos. Y cuerdos, sólo algunos. Pepe Monleón lo dijo en La Albuera, que somos un desastre.

*Escritor