WCw omo si de una partida de ajedrez se tratase, los dos grandes partidos mueven sus fichas antes del embate de las elecciones generales. Y en estos movimientos también se incluyen los sacrificios. Así, el Partido Popular ha sacrificado a Josep Piqué en Cataluñaa, y el PSOE, a toda una federación: la navarra.

Se trata en ambos casos de decisiones estratégicas tomadas en los despachos de Madrid calculadora en mano --un diputado más por aquí, otro menos por allá-- que solo el tiempo dirá si obtuvieron los resultados esperados. Aun así, resulta necesario hacer alguna observación, ya que la política es algo más que elecciones, y algunas decisiones pueden tener a la larga efectos inesperados.

En el caso del sacrificio de los socialistas navarros, no hay duda de que la gestión de esta crisis por parte del PSOE ha sido nefasta, y va a pagar un precio por ello en el antiguo reino. Para empezar, ¿cómo es que a nadie en la dirección socialista en Ferraz se le ocurrió un plan para Navarra por si se producía el resultado que curiosamente pronosticaban todas las encuestas? ¿Por qué se dio cuerda a los socialistas navarros para que negociaran con Nafarroa Bai si desde un principio ya existían numerosas dudas sobre la viabilidad del pacto? Alguien, empezando por el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, debería dar una explicación sobre cada una de estas cuestiones.

Y luego está la lectura de fondo. El golpe de mano socialista deja en muy mal lugar el discurso federalista y de la España plural de José Luis Rodríguez Zapatero, y muestra que el presidente del Gobierno utiliza diferentes varas de medir, pues quizá sea el momento de recordar que él fue presidente con los votos de los parlamentarios independentistas en el Congreso de los Diputados. Da la sensación de que los socialistas navarros simplemente querían para su comunidad lo mismo que el PSOE para España en el 2004: un cambio de Gobierno. Y no les han dejado.

El enfado entre los socialistas navarros por la injerencia de Ferraz no remite, y cuatro de los miembros del comité ejecutivo del PSN dimitieron el pasado sábado como muestra de disconformidad con la decisión tomada. Una decisión que también fue apoyada por los dirigentes de Juventudes Socialistas en esta comunidad y por numerosos militantes de base que mostraron su rechazo en los momentos previos a la elección de Miguel Sanz como presidente de la comunidad navarra.

Ante esta situación, el PSOE deberá hacer ingentes esfuerzos de aquí a las generales para recuperar el crédito perdido en su discurso territorial. Empezando por Navarra, pero con un ojo puesto en Euskadi y en Cataluña, donde a los nacionalistas les han puesto en bandeja su argumento electoral más querido: en cuanto a la vertebración de España se refiere, Partido Popular y PSOE mantienen una línea común.