WEw n el 2009 el euro era una moneda sólida, pero la crisis griega (la falsedad de sus cifras de déficit) alertó a los llamados mercados (China, los fondos de pensiones-) sobre la deuda soberana. Y sembró dudas sobre la moneda única europea. Grecia no era lo mismo que España. O que Italia. Pero España e Italia tampoco eran Alemania.

A finales del mes de enero hubo inquietud por el futuro crecimiento de España. La bolsa llegó a caer hasta un 30% en el ejercicio (lo mismo que se revalorizó el año pasado) y el ´spread´ con el bono alemán (la diferencia de lo que pagamos por la deuda a diez años y lo que paga Alemania) subió de 0,60 puntos en diciembre a unos alarmantes 2,20. Cuando empezó la contaminación griega, José Luis Rodríguez Zapatero y su vicepresidenta Elena Salgado tomaron medidas serias. Pero les faltó la necesaria contundencia.

La inquietud se generalizó y en las últimas semanas rumores irresponsables, recogidos por cierta prensa alemana y jaleados por la española de derechas, han dañado gravemente el crédito de España. Por suerte, Zapatero, que tardó demasiado en admitir la gravedad de la crisis, reaccionó el 12 de mayo con un duro plan de recortes y aprobó luego la reforma laboral.

Son medidas impopulares, al menos en el primer momento, pero imprescindibles para garantizar el futuro. No porque España esté intervenida, como dice la derecha reaccionaria, sino porque estamos en el euro. Condicionados por Europa y por los mercados, pues tenemos un endeudamiento alto, más del sector privado que del Estado. Y problemas en la deuda dañarían mucho a las empresas y al Estado del bienestar.

Las medidas han merecido esta semana el aplauso de Europa, empezando por Angela Merkel y Nicolas Sarkozy. Y del Fondo Monetario Internacional. Además, la decisión del gobernador del Banco de España de hacer públicos los tests de resistencia de la banca ha demostrado que dos entidades españolas son las más sólidas. Por todo eso el Ibex ha subido en los últimos ocho días un 15%, la mitad de lo perdido en el año, y el ´spread´ con el bono alemán ha mejorado un 20%, hasta 180 puntos. Nuestro crédito se normaliza. Pero seguimos con asignaturas pendientes.

La de Zapatero es no cejar con las medidas duras que --a corto plazo-- no mejorarán su imagen. La de Mariano Rajoy, no desacreditar los activos de España. Que los hay.