No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. La crisis puede ser o es una bendición capitalista que sacude cíclicamente a las empresas, y a las personas, y reajusta el sistema. No olvidemos, pues, que las empresas no son más que colectivos de personas unidos por distintos intereses, con una misma dirección.

La creatividad nace de la angustia, de la necesidad, de los estómagos vacíos, y en términos empresariales de la falta de tesorería y expectativas. Es en la dificultad y en la estrechez donde aflora el talento, los descubrimientos y las nuevas habilidades estratégicas. Es lo bueno de la crisis.

Imaginemos el hambre que tenía el primer ser humano al que se le ocurrió comerse un bogavante, ese hombre estaba en crisis como tú, y tenía hambre como tú, y le echó imaginación, ¿como tú?

¿Y tú? Podrías ir con tu cliente a comer hoy un arroz con bogavante. Quizás no vayas porque estés en crisis, sino porque mides tus gastos y antes no (creo), con este gesto has iniciado la búsqueda de tu propio bogavante (creo).

Quien supera la crisis se supera a sí mismo. Estarás de acuerdo conmigo que esta crisis pudiera ser necesaria, pues estamos estableciendo prioridades, necesidades y nuevos puntos de vista, que nos permiten medir nuestras expectativas a corto plazo, que es lo que ahora nos interesa y lo que debe definir nuestra inquietud diaria.

XSI LE ECHASx la culpa a la crisis de tus fracasos, penurias, y miserias, estás alimentando tu mediocridad y soterrando tu propia competitividad. La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia, que conduce a la pereza. Ojo, empresario : no transmitas la pereza, pues ésta se asentará como una costrosa mercadería sin salida dentro de tu empresa.

El inconveniente de las personas y las empresas es la pereza, y el conformismo que impide encontrar escapatorias que reconduzcan las situaciones de acomodación que existen dentro de tu negocio. Mira a tus empleados, a tus contables, a tus comerciales, no permitas estados de contemplación y meditación tibetana .

A tus asesores fiscales no los mires. Están mirando los periódicos salmón, y a los políticos tampoco: están mirando a la Banca, que está intentando pescar. Salmón.

Ojito, empresario : si a la crisis le haces un sitio en tu empresa, se quedará contigo para siempre como un coste añadido a mantener dentro del grupo 6 (compras y gastos) y recuerda: ya tenías instalada la pereza.

¿Qué tiene tu empresa, crisis o pereza?

Muévete pa´fuera, pereza , echa a la crisis . Dirígete a tu equipo. Muévelos, agítalos, transmite energía y vibración. La crisis se va de tu empresa si tú la echas. Hubo un empresario hace 30 años que su primera inversión la pagó al 23% de interés. ¡Dios, qué hambre tenía! Sus hijos comieron (ni bogavante, ni salmón ) y la empresa quebró.

Pero este empresario buscó su bogavante y en el tránsito de su búsqueda alimentó su futuro, sus esperanzas y a su familia. Tuvo un error: no se dio cuenta que el bogavante antes de comerlo tenía que cocerlo. Se olvidó que sus dientes eran para toda la vida. Sin crisis no hay desafíos. Sin desafíos la vida empresarial es una rutina. Si caes en la rutina tus dotes emprendedoras caen en una lenta amargura.

Sin crisis no hay méritos. Ya lo dice Rajoy , esfuerzo, perseverancia y mérito. También lo dice Marcial Ruiz Escribano : ¡Fuera pájaros, ratas del aire!

Muchos hablan de crisis (y yo), mientras más se hable mejor para la empresa, más oportunidades para los negocios. Empresario abre tus ojos, tus oídos, habla, comunícate y deja para otros el papel del conformismo.

Benefíciate de la crisis, mientras dure medirás tus costes productivos, tus costes superfluos, buscarás otras rentabilidades, exigirás más productividad y la integración de tus trabajadores en tus proyectos. Bendita crisis. Llegó para que tú como empresario te sacudas la pereza. Atención a las rendijas, puertitas y ventanitas que se abren, ¡Se abren nuevas oportunidades! Reinventa tu empresa, rediseña tus procesos productivos y de control. Por último, la economía es un estado de ánimo, tu empresa es tu estado de ánimo, tu gestión, dirección y tenacidad diaria marcan el estado de las cuentas de tu empresa, y no todas son contables.

Cómete ya tu bogavante, pero no te olvides de cocerlo.