La adecuación de una medida podría expresarse como los beneficios que produce, descontados los riesgos, inconvenientes y costes. Como damnificado de la famosa crisis de las vacas locas y de las declaraciones de alguna ministra, creo necesario realizar una serie de puntualizaciones: los beneficios que pudo producir la alerta del viernes 25 de abril desaconsejando el consumo de aceite de girasol, son los derivados de que los consumidores el sábado no la comprasen, pues el domingo están los comercios cerrados, con lo cual no se exponían al posible riesgo que, por otra parte, según nos decían, era muy bajo y en todo caso la intoxicación se produciría si se utilizase el aceite contaminado de manera crónica.

Por su lado, los riesgos, inconvenientes y costes de la medida son variados: Aumento de la desconfianza del consumidor con la consecuente caída de las ventas, y, aunque no caigan, sirve de excusa perfecta a los especuladores para pagar mucho más barato el girasol al agricultor (evidentemente esto no lo notará el consumidor final); alarma injustificada de la población con la consecuente intranquilidad generada, que también puede repercutir negativamente en la salud de la gente. Los costes de la alerta, como siempre, los pagarán los agricultores pues misteriosamente los precios bajarán por culpa de medidas que no ayudan a mejorar la salud de los consumidores y sí a aumentar la desconfianza y la intranquilidad.

Antonio Villafaina Barroso **

Valdelacalzada

Doctor en Farmacia.