WLwas crisis se multiplican entre Israel y los palestinos, divididos estos entre un presidente moderado, Mahmud Abbás, y un Gobierno radical dirigido por Hamás. El secuestro de un soldado de Israel y la inmediata respuesta del primer ministro hebreo, Ehud Olmert, apremiado para mostrar su firmeza ante el desafío de los islamistas, han provocado una escalada militar israelí. En medio de esta crisis, ayer se anunció el acuerdo entre Hamás y Al Fatá que debería permitir el reconocimiento implícito de Israel y la reconciliación interpalestina. Pero este avance en el terreno político no resuelve la contradicción que prevalece en Palestina desde que Hamás tomó el poder. Según EEUU, las partes implicadas parecen haber acordado un respiro para la gestión diplomática, pero la suerte del soldado cautivo tendrá repercusiones incalculables. Israel no aceptará un compromiso que afecte negativamente a sus militares, menoscabe su seguridad o debilite su estrategia de venganza implacable. Un desenlace luctuoso desencadenaría una nueva guerra de Israel contra Hamás y una liberación voluntaria del soldado, por el contrario, abriría una oportunidad para que ambas partes mitigaran la hostilidad, ya que la paz aún no es posible.