TVtivimos en una superposición de crisis. Primero tuvimos la crisis del sistema financiero que comenzó con la caída de Lehman Brother (había sobrevivido a las dos guerras mundiales; después se trasladó a la economía real (y las economías entraron en recesión), después vino la crisis de la deuda soberana (donde los ataques de los mercados financieros han puesto a los gobiernos europeos contra las cuerdas); y, por último, ha llegado la crisis de la política. El populismo es la tentación que algunos han tomado para sobrevivir a las encuestas.

El populismo siempre se ha hecho paso en situaciones de dificultad. Hitler nunca hubiera llegado al poder sin la crisis de los años 20, causada en parte por las duras condiciones fijadas a Alemania por el Tratado de Versalles. Tampoco el fenómeno de Hugo Chávez sería explicable sin las enormes diferencias sociales que ha tenido Venezuela, lo que le ha garantizado a Chávez ganar sucesivas elecciones gracias a los humildes que fueron marginados por los partidos tradicionales.

Nicolas Sarkozy prueba ahora las mieles del populismo. Su situación en las encuestas es bastante delicada y ha decidido remontar esta situación de la manera más fácil. Las expulsiones sistemáticas de ciudadanos comunitarios de etnia gitana son un auténtico disparate. Europa, víctima del Holocausto, no se puede permitir ningún tipo de castigo motivado por un origen étnico o racial. No hace falta ser experto jurista para entender que las medidas van contra el derecho a la libre circulación de los ciudadanos europeos.

Pero Sarkozy no ha sido el único. La canciller Merkel también cayó en la tentación de tomar el camino más fácil: retrasó la ayuda a los griegos hasta después de las elecciones en Renania del Este. En España, Rajoy tampoco ha sido claro hasta ahora: ¿de verdad en una situación como la actual, si él estuviera en el gobierno, no hubiera emprendido planes de recorte de gasto similares a los llevados a cabo por el gobierno de Zapatero ? De ser así, hubiera sido el único mandatario de Europa en no hacerlo. Ojalá nos revele la fórmula mágica.

Una multiplicación de crisis como las que vivimos sólo pueden remontarse de manera sólida con líderes que no tomen el camino más corto ni el que más rédito les dé a corto plazo. A veces, los líderes que han pasado a la historia como grandes estrategas no han sido recompensados electoralmente: Churchill ganó la guerra, pero perdió las elecciones después. Quizás esa sea la mejor definición de un patriota: aquél que gobierna pensando en su país y en la imagen que éste traslada al mundo y no en su situación de supervivencia en el poder.