XExl subconsciente colectivo de los pueblos con sus virtudes y sus defectos, se manifiesta claramente en su historia y sin que tengamos complejo por ello, las hay mucho peores, no por ello debemos dejar de reconocer, que nuestra capacidad para enfrentarnos y dividirnos es mayor de la que sería de desear. De lo mejor que nos ha ocurrido a los españoles en estos últimos 25 años, ha sido la superación de la España partida en dos mitades, que empezaron no entendiéndose, continuaron odiándose y terminaron por matarse entre ellos. El dramático colofón de la última Guerra Civil, supuso un trauma que se ha tardado décadas en superar. Volver ahora a la España machadiana de Frascuelo y Lagartijo no es de recibo para nadie.

Toda nuestra clase política, debe tener sumo cuidado en mimar la convivencia como lo que es, nuestra más alta consecución, el mayor de nuestros logros. Y hay que distinguir en este sentido, lo que son posiciones individualizadas, siempre lamentables pero aisladas, de otras colectivas. Flaquísimo servicio, a este respecto, ha prestado el Grupo Popular en el Congreso de los Diputados, con su abandono masivo del hemiciclo. Pero tampoco esta demás extremar las medidas de cautela, para no ir nunca mas allá de lo estrictamente necesario.

España y los españoles, podemos llegar a tener muy serios problemas, si los dos grandes partidos que vertebran el país, PSOE y PP, salen tarifando, tornándose las rivalidades y lógicas divergencias en inquinas y enemistades profundas, que impidan los necesarios consensos en cuestiones vitales que lo requieren, mucho mas allá de que se necesite una u otra mayoría cualificada, para sacar adelante determinadas acciones legislativas.

A la inmensa mayoría de los españoles, nos inquietan muy poco los señores Carod Rovira o Ibarretxe, e incluso algún otro de mayor recorrido y responsabilidades, en la creencia de que en una situación extrema del Estado la mayoría natural del sistema, representada por el PSOE y el PP, impediría cualquier efecto desestabilizador. Ninguno de los dos grandes partidos políticos, puede ni debe, permitirse la frivolidad de establecer estrategias de confrontación que dividan a nuestro pueblo en Tirios y Troyanos.

Mal, muy mal lo ha hecho el PP con su actitud el jueves en el Congreso, pero tampoco sería bueno que al socaire de esta actitud, el Grupo Socialista radicalizase sus posiciones con el PP, alguien debe administrar las divergencias, cuestión mas difícil que administrar las coincidencias, pero sumamente necesaria.

Los mecanismos de elección de los altos cargos de la magistratura, es sin duda un asunto de gran importancia, que la mayoría requerida para su nombramiento sea cualificada también. Que lo que uno cree que es bueno se aplique cuanto antes, mejor. Pero tampoco debemos engañarnos, quedan por venir cuestiones de muchísima mayor entidad. Entre ellas, la reforma del Senado, el plan Ibarretxe y la ampliación del Estatuto Catalán.

Mientras que los socialistas tienen fuera de sus filas los elementos radicales, que pudieran ser anticonvivencia o antisistema, la derecha no, y dentro de su seno, por fortuna creo que minoritariamente, están enquistados elementos ultramontanos, más propios de un partido de extrema derecha, que del PP. En el contexto político europeo, países como Francia, Italia o Alemania, por citar tan solo los mas afines e importantes, tienen partidos de extrema derecha, que al igual que ocurre con los de extrema izquierda no engañan a nadie, pero sería absurdo pensar que nosotros tenemos un porcentaje menor que el de estos países. Sería sumamente prudente, que Rajoy que no es sospechoso de posiciones extremistas ejerciese su liderazgo por el bien de todos, tanto dentro como fuera del Congreso.

* Ingeniero y director general de Desarrollo Rural del MAPA