WEwl Gobierno aprobó el viernes pasado poner en marcha el cuarto pilar del Estado el bienestar, que complementa el seguro de paro, el de enfermedad y las pensiones. Es el sistema nacional de dependencia (SND), que prevé ayudas públicas para cualquier ciudadano que no pueda valerse por sí mismo para satisfacer sus necesidades básicas, con independencia de la edad que tenga. La ley podría ser efectiva a partir del 2007. Estamos ante el proyecto público más ambicioso de las últimas décadas, que requiere de un amplio consenso político y social, porque sus costes son, hoy por hoy, difícilmente calculables a largo plazo.

Hay que acabar con la idea de que las personas dependientes --sobre todo las que lo son por su edad-- equivalen a enfermos. La tendencia a incluirlos en el sistema público de salud es una disfunción cada vez más perjudicial: se colapsan los hospitales con pacientes que podrían tener una atención distinta si tuvieran cuidadores --sean familiares o no-- con una retribución adecuada al servicio que prestan. Crear el Sistema Nacional de Dependencia define bien la intención progresista del PSOE. Pero sólo será creíble si se detalla mucho mejor cómo y quién lo va a financiar.