WEw l Gobierno ha salvado por los pelos, y como estaba previsto, el proyecto de Presupuestos para el 2009, gracias a los votos del Partido Nacionalista Vasco (6 escaños) y del Bloque Nacionalista Galego (2), que unidos a los 169 del PSOE superan la mayoría absoluta por un voto. Esa es la pura aritmética parlamentaria. Pero en el terreno de la política quedan cuatro grandes incógnitas por resolver tras la votación del pasado miércoles:

Primera incógnita. El vicepresidente económico, Pedro Solbes, dio a entender en su intervención de defensa de los Presupuestos que, una vez superadas las enmiendas de devolución, sufrirán fuertes alteraciones en el trámite de enmiendas parciales. En este sentido, está por ver hasta qué punto el Gobierno moderará sus previsiones de crecimiento (1%) y déficit público (1,9%) para el 2009, las cuales han sido unánimemente consideradas poco realistas por la oposición y por observadores ajenos a la batalla política, habida cuenta del imparable deterioro que está experimentando la economía.

Segunda incógnita. Uno de los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro (UPN), el partido que sirve de plataforma al PP en Navarra, se abstuvo en la votación de la enmienda a la totalidad presentada por el PP, lo que provocó la inmediata reacción de Rajoy, quien declaró "suspendidas" las relaciones entre su partido y UPN. ¿Estamos ante una ruptura definitiva, en cuyo caso el PP debe apresurarse a montar una nueva estructura en Navarra para disputarle el espacio a los regionalistas de la Comunidad Foral? ¿Volverán las aguas a su cauce cuando UPN releve a su actual líder, Miguel Sanz, la próxima primavera? En cualquier caso, se trata de una crisis en una comunidad de gran simbolismo para la derecha y para el nacionalismo vasco, además de una muestra de debilidad del liderazgo de Mariano Rajoy, quien está perdiendo el impulso que obtuvo a raíz del congreso de reelección.

Tercera incógnita. El apoyo del PNV al Gobierno se produce a cambio de suculentas contrapartidas para el Gobierno vasco, al cederle competencias en políticas de investigación más desarrollo. No se sabe si la maniobra alterará los ya de por sí inciertos resultados en las elecciones vascas que se celebrarán dentro de unos meses.

Cuarta incógnita. El presidente del gobierno de Cataluña, José Montilla, ha hecho llegar al PSOE el mensaje de que los socialistas catalanes han rechazado las enmiendas y se han mantenido unidos al PSOE, pero que esta no es la posición definitiva. De hecho los responsables del PSC vuelven a advertir al Gobierno de que no apoyarán los presupuestos en la votación definitiva, en diciembre, si antes no hay un acuerdo sobre la nueva financiación autonómica. Montilla vuelve así a poner en primer término un debate aparcado por los vertiginosos acontecimientos vinculados a la crisis financiera global. Falta comprobar si es una amenaza seria o un farol a la desesperada. Y falta comprobar también si Rodríguez Zapatero se someterá a la presión o pactará la financiación con la fórmula que los dos grupos de la Asamblea extremeña consideran más idónea: con participación de todas las autonomías en el Consejo de Política Fiscal y Financiera.