Parece que al alcalde-presidente de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, no le perdonarán la independencia de criterio que demostró al destituir a Fernando Bastarreche por ocultarle sus relaciones con los empresarios implicados en la trama de Madrid. "Es un rasgo de clara insolidaridad de Ruiz-Gallardón con el PP y, más aún, un gesto feo para su colega Esperanza Aguirre que, con ejemplar señorío, no deja de tragar los sapos que le va sirviendo el líder del pluriempleo", opina en Abc Manuel Martín Ferrand, quien califica la actitud del "irregularmente alcalde de Madrid" de "fiebre palúrdica".

En la página opuesta del mismo diario, Jaime Capmany cree que Ruiz-Gallardón "fomenta con frecuencia esa impresión ambigua de disciplina los lunes, desapego los martes, independencia los miércoles, peteneras los jueves, acatamientos los viernes, tres higas los sábados y comunión los domingos". Y en La Razón, Julián Lago, enfila el "moscacojonerismo" que "Gallardón practica desde la prepotencia de los votos empáticos", y recuerda una vieja frase que atribuye a Aznar: "A Alberto le ocurre lo que a los monos, que cuando más escalan, más se les ve el culo". En El País, Eduardo Haro Tecglen opina que Aznar no ha conseguido hundir a Ruiz-Gallardón "ni colocándole a su esposa".

Así que "algo tendrán que hacer" Mayor Oreja, que ha "caído por su propio peso", Rodrigo Rato, que "está soso", Mariano Rajoy, "que no tiene voz" y "los Acebes y Michavila", que son "como siameses mal operados". "Cuidado, joven amigo", advierte Haro. Están en ello.