Ayer fue el Día Internacional del Trabajo y CCOO y UGT organizaron más de 70 manifestaciones para reclamar mejores empleos, mayores salarios, pensiones dignas y más igualdad, o sea todo aquello que deben reclamar los sindicatos y que nada tiene que ver con gritar a favor de separatistas encarcelados.

Una conoce el papel histórico de los sindicatos, pero considera que hoy su acomodo institucional y su inacción los ha devaluado. Ayer, tal vez por luchar contra su actual irrelevancia, salieron al grito de “O hay reparto o hay conflicto”, proclama de amenazantes resonancias que cada 1 de mayo conviene desenterrar para que se sepa que se conmemora a los “mártires de Chicago”, aquel grupo de sindicalistas heroicos que en 1886 fueron ejecutados por reivindicar la jornada laboral de ocho horas.

A una la fiesta del trabajo siempre le ha suscitado reflexiones variopintas. Sobre todo el relato del Jardín del Edén truncado, donde desde su infantil imaginación imaginó a Adán y Eva triscando en desnudez y pasándolo estupendamente, sin sudar y sobre todo, ay, sobre todo sin madrugar. Hasta que la astuta serpiente calentó la cabeza a la pobre mujer descerebrada y esta cayó en la tentación y arrastró al ingenuo de Adán. Luego Dios los maldijo y pronunció aquella palabras espantosas de “ganarás el pan con el sudor de tu frente”. Desde entonces, el trabajo es algo fatal. Aunque el mismo relato comienza explicando que el Creador los había puesto en aquel jardín para que lo cultivaran, y que, por tanto, no era maldición sino todo lo contrario.

Y, pese a que el verbo trabajar, preferido en español a laborar sin connotación negativa alguna, procede del tripaliare latino que significa torturar entre tres palos, trabajar es una bendición y un derecho. Y cada vez más es necesario exigir una ocupación y unas condiciones laborales dignas, que serán imposibles sin una formación adecuada. El primer peldaño para lograr empleo de calidad para todos en es una educación de calidad para todos. Y por eso, cultivar sigue siendo el término más adecuado. Como en la Biblia.