TAtpuro los postreros días del verano, disfruto de mi familia, doy los penúltimos paseos por la playa, animo a la Roja de baloncesto y admiro a un pipiolo Silvestre Stallone sin bótox pero con la misma cara de tonto. Espero con resignación la vuelta nada añorada a la normalidad, actualizo de modo cotidiano mi particular carpe diem y leo el periódico. Sin afán alguno me entero de los desplantes ingleses en Gibraltar, de que a ZP le mola pescar y que por fin Rubalcaba ha solucionado el problema que nunca existió en Melilla pero --si esperaba otra cosa estoy tonta-- constato con resignación que el verano no ha mejorado el corral patrio: Trinidad Jiménez sufre en ese Madrid fratricida que le niega el pan, la sal y el censo de militantes. Rajoy oculta la solución para todo que siempre tuvo mientras medita mirando las musarañas, no vaya a ser que mejore la economía y bajen las encuestas. Van a subir las hipotecas, Alemania arranca, España renquea. Y suma y sigue. Sofocada mientras nos asalta la segunda ola de calor del verano abandono las páginas importantes para centrarme en el glamour, los cotilleos o esa entrevista de El Mundo que presenta sin criterio aparente personalidades ilustres, vulgaridades supinas y hasta el boicoteador de la barratina, algo así como el Cobra pero en catalán. Ahí podemos enterarnos de en qué se gasta la gente más o menos importante una pasta indecente. La de hoy es, por ejemplo, más interesante que la de Carmen Lomana . Se trata de María Blasco , premio Nacional de Investigación a la que New Scientist cita como único español con papeletas para el Nobel. La científica es otro ejemplo sangrante de lo que España cuida la eminencia y en qué quedaron las promesas sobre el I+D+I. Gana cinco veces menos que un colega suyo en EEUU y la comparación con las retribuciones de Jesulín o la Bordiu es auténtica tragedia. Solo queda reír con risa amarga. Como aquella buena amiga, escritora seria y flamante intelectual a la que su asesor fiscal espetó quizá por consolarla: "No, si ya digo yo que la cultura no trae cuenta".