TLta celebración del Día de Extremadura debe ser, además de un motivo de orgullo para todos los extremeños y quienes aman esta hospitalaria región, una maravillosa excusa para romper una lanza a favor de la cultura y del papel que desempeñamos los creadores en esta sociedad, sin olvidar a quienes contribuyen a su respeto y reconocimiento. Son las obras artísticas --que forman nuestro patrimonio cultural y que legamos a nuestros descendientes-- las que acaban formando parte del imaginario colectivo porque en ellas todos nos reconocemos. Pero tampoco habría que olvidar la aportación que la creación realiza en la actualidad al PIB, que alcanza el 4% (un 7% con los sectores vinculados), dando trabajo --en estos tiempos de crisis y de amplio desempleo-- a miles de personas.

Quisiera dejar un último argumento para la reflexión de todos los extremeños: políticos, educadores, periodistas, gestores culturales, creadores y ciudadanos en general. Los datos sobre consumo cultural en esta comunidad durante 2009, que reseñan las fuentes más acreditadas son, en general, demoledores, y exigirían que todos nos pusiéramos manos a la obra de forma inmediata para revertirlos y en 2011 enorgullecernos de la transformación realizada durante este año.

Desde mis queridas artes escénicas, pero también desde el cine, la música, la literatura, las artes plásticas y la danza quisiera hacer un llamamiento a los extremeños para que reivindiquen lo que nunca ha dejado de ser suyo: la cultura de esta tierra de creadores insignes que, como hicieran hace siglos nuestros conquistadores, también han conquistado a los públicos de todo el mundo con sus obras.

Volvamos a los teatros, a las salas de cine, a los conciertos, a los festivales. ¡Arriba creadores extremeños, arriba una cultura con identidad y personalidad propias!