TSteñor don Juan Carlos Rodríguez Ibarra :

Le escribo esta carta para comunicarle un sentimiento de enorme alegría y otro de pena, muy sentida por mí, y que le hago llegar desde el gran aprecio personal que le tengo y el enorme respeto que profeso al presidente de mi comunidad. Reciba usted primero, don Juan Carlos, mi más cordial felicitación por haber traído a Extremadura a todo el Gobierno de España para celebrar, por primera vez en nuestra tierra, reunión del Consejo de Ministros. ¡Difícil se lo está poniendo a quien tenga el honor de sucederle en la máxima responsabilidad del gobierno de la comunidad! Estamos muy orgullos de los logros conseguidos por su gestión que van a marcar un punto de arranque, a mayor velocidad, en el camino del desarrollo y el crecimiento económico que la región viene protagonizando, por encima de la media nacional en los últimos ejercicios. Como usted suele decir, querido presidente, nuestro coche va más rápido que el de otras comunidades pero, era tanta la diferencia con la que partimos, que, resulta imposible alcanzarles. Ahora al cambiar los octanos del combustible que desde el Gobierno de España cargarán en nuestro coche, la velocidad puede aumentar más aún y quizá podamos realizar uno o varios adelantamientos durante ésta y las siguientes legislaturas. La pena que siento, don Juan Carlos, me la provocó usted el miércoles al no asistir a la Noche de los Empresarios Extremeños , precisamente, cuando se cumplían diez años de su inicio y a cuya cita, usted, casi nunca faltó y, cuando por razones mayores no pudo ir, un destacado miembro de su gobierno, le representó siempre. No resulta fácil justificar la ausencia en una cita tan importante del Gobierno extremeño. Más aún, cuando desde la Junta se ha valorado siempre esa actividad de nuestro periódico. Yo, don Juan Carlos, que como usted sabe puse en marcha esta iniciativa como director del periódico, me sentí muy triste al no verle en una cita anual, en la que usted siempre estuvo como en casa y desde cuya tribuna pronunció brillantes discursos, directos, comprometidos y desafiantes, aprovechando que su auditorio lo componían los hombres y mujeres de las empresas extremeñas, creadores de riqueza y empleo y, usted lo dijo varias veces, puntos de apoyo fundamentales de su gobierno en el crecimiento y el desarrollo de la región. Estoy deseando tropezarme con usted cualquier día por si quiere comentarme las poderosas razones de su ausencia y la de su gobierno en la fiesta de los empresarios extremeños. Aprovecharé para darle un abrazo por haber sabido encandilar a todo un Gobierno de España para que fije su aprecio y su acción inversora en nuestra querida Extremadura. Atentamente,

*Periodista