TSti hemos visto los rostros de los expulsados del paraíso en estos días y arrojados al desierto saharaui, devueltos a su desesperanza por el camino polvoriento de la desesperación ¿podemos permanecer impasibles? Acaso quienes están poniendo metros a la valla de un lado y disparando del otro sí se quedan... pero los hermanos y hermanas de este lado no podemos ni debemos. Los diarios y telediarios nos cuentan que según el señor Moratinos las relaciones hispano-marroquíes atraviesan un momento dulce , quizá esa percepción la tengan también aquellos que se están quedando --literalmente-- la piel escalando la alambrada y quieren celebrar con nosotros ese momentazo. Tanto empeño en subir los metros a la frontera, protegiéndonos de la miseria que hemos generado, no nos duele el expolio, no les duele, molesta compartir el botín, así nos protegemos: con acero y pinchos.

A nuestros hermanos marroquíes, nigerianos, camerunenses, senegaleses, habrá que contarles que aquí serían muy bienvenidos si no vinieran a delinquir, pero como su perfil social no es el de un ciudadano integrado e influyen negativamente se verán abocados a cometer hurtos y delitos menores, como comentaba el señor Escribano , jefe de la policía extremeña, días pasados; pues eso que vamos a seguir subiendo la valla para detener la oleada de delincuentes que no paran de llegar, desde la retaguardia, por tierra y por mar --que dice Serrat --. Habrá que contarles también que cuando lleven aquí varios años --trabajando en la clandestinidad, siendo explotados, malviviendo en pisos hacinados, en definitiva disfrutando de nuestro paraíso-- e intenten conseguir los papeles siempre encontrará a algún funcionario, que desinteresadamente le eche una mano en su normalización .

De este particular rally Dakar-Melilla-Dakar ¿qué contarán cuándo lleguen con sus familias?, ¿qué le dirán a sus hijas e hijos?, su respuesta debería hacernos caer la cara de vergüenza... si es que nos queda algo. Pero todos y todas no queremos ser cómplices, no vamos a serlo.

*Presidenta de la Asociación de

Derechos Humanos de Extremadura