¿Nunca os habéis preguntado de qué se reirán nuestros nietos cuando dentro de unos años nos contemplen en viejos deuvedés? Igual que nosotros nos reímos ahora cuando vemos una antigua grabación en súper 8 del clásico hombre español fumándose un puro en el hospital, allí, junto a su mujer, que acaba de tener su cuarto hijo con tan sólo treinta y tantos años.

Pues eso, que estoy seguro de que nuestros descendientes se reirán de nosotros cuando nos vean como los jóvenes menores de edad que hacíamos botellón en la calle, emborrachándonos en total libertad, incluso delante de las cámaras de televisión sin importarnos el qué dirán. Seguro que se reirán cuando nos vean como, junto a nuestros hijos, fumábamos tranquilamente en un bar mientras tomábamos un cubata bien cargado por tan sólo cuatro euros. Se reirán e incluso seremos calificados de ´bestias´ cuando nos vean como tomábamos el sol en las playas sin apenas protección para la piel, ajenos a los peligros del cáncer.

O tal vez también se reirán cuando nos vean que muchos contraíamos matrimonio por la Iglesia, y de blanco la novia. Y ojalá que se rían, y mucho, cuando algún abuelote les hable de que antes, en política, existían los llamados nacionalistas. O cuando les cuenten que en Estados Unidos, que en esos tiempos era la primera potencia mundial, existía la pena de muerte. Pero de lo que sí estoy seguro de que se reirán y mucho será cuando les cuenten que antes la Guardia Civil era un cuerpo militar- tal y como nosotros nos reímos cuando vemos en una vieja película de los años ochenta como un policía nacional le dice a otro policía: "¡A sus órdenes, cabo-!"

Antonio Martín Alegría **

Badajoz