TPtero, ¿qué pensaban? ¿De verdad creyeron que teníamos alguna posibilidad de ganar el festival de Eurovisión? ¿Creían que nuestra bella canción Baila el chiqui-chiqui , era digna de alzarse con el primer puesto? ¿Que los europeos iban a votar a un chiste? Porque eso es lo que hemos enviado a Eurovisión en esta edición: un chiste. Y no debemos culpar a David Fernández , el estupendo actor cómico que representa al personaje de Rodolfo Chikilicuatre . El se ha limitado a seguir un guión, a representar un papel que le ha reportado muchísima fama aunque haya tenido que renunciar a su verdadera personalidad. Que es una tarea muy dura, oigan. Imagínense tener que colocarse ese horrendo tupé, esas gafas y agarrarse a la ridícula guitarra de plástico como si fueran siameses, desde que se levanta hasta que se acuesta, comportarse como Rodolfo, hablar como Rodolfo, concediendo entrevistas como Rodolfo y teniendo prohibido hablar como David.

Este festival europeo de la canción ha decaído muchísimo en los últimos años, va en picado; su deterioro se debe, no sólo a la baja calidad de canciones e intérpretes sino por las alianzas rastreras entre todos los países del Este. Desde hace unos años se observa que hay mucho politiqueo y se tienen en cuenta otros intereses que los estrictamente musicales; pero lo de este año ha superado el surrealismo con el pavo, las novias de las tercera edad y nuestro Rodolfo. ¡Qué prodigio de letra, música e intérprete la de nuestra canción Baila chiqui-chiqui !, que el público, principalmente la juventud, la votó como su preferida para representarnos. Hemos visto canciones horteras de lo más friki, intérpretes mediocres, extravagantes; lo que menos importa es la letra y música de la canción, lo que prima es el espectáculo.

¡Ojo! Que no tengo nada en contra de David Fernández. El hace lo que le ordenan. Se encuentra desorientado y borracho de esta efímera fama que le ha catapultado de improviso. ¿Qué pasará mañana? Está por ver.