WLwa encuesta sobre la educación en Extremadura, que este periódico recoge hoy en sus páginas, y en la que han participado 131 profesores de 12 centros de Secundaria de nueve localidades, pretende ser una aportación más al debate actualmente abierto en la sociedad extremeña y en el Parlamento regional.

De las conclusiones de la encuesta, que no tiene un nivel científico pero sí orientativo sobre qué piensan los docentes, se deduce una mirada muy escéptica en torno a las reformas, de tal manera que la última que está en elaboración, la que representa la Ley Orgánica de Educación (LOE), es considerada muy útil por menos del 1% de los encuestados. Frente a esta posición se recoge una gran desconfianza, puesto que más de la mitad de los que opinan creen que las cosas van a seguir igual o peor.

Las respuestas de los profesores apuntan más a que las soluciones a los problemas del sistema educativo se encuentran en las familias y en la sociedad antes que en las aulas. Antes en la actitud de responsabilidad y de educación para la convivencia del entorno de cada alumno que en las circunstancias y condiciones en que tiene lugar la instrucción. Y por eso destacan que ha empeorado la situación de los centros en materia de disciplina; que además de agresiones físicas y verbales son frecuentes los casos de ´bulling´ (amenazas, chantajes, presiones...) entre los alumnos. Es por eso también por lo que señalan que dos de cada tres padres se desentienden de la educación de sus hijos. Este diagnóstico es el que lleva a los profesores a colocar, entre las propuestas de mejora de la educación, la implicación de los padres.

La encuesta recoge también otro dato que puede sorprender: los docentes creen que una de las medidas más importantes para mejorar el sistema es reducir el periodo de educación obligatoria. Cuando la Logse consagró la obligatoriedad hasta los 16 años (antes estaba situada en los 14 años), y está comúnmente aceptado que se trató de un logro histórico y que equiparaba a España con los países más avanzados, los encuestados pretenden volver a la situación anterior, aduciendo que es un problema para el resto de los alumnos el que en los centros de Secundaria haya alumnos mayores de 14 años ´forzados´ a estar donde no quieren. Sin duda, una propuesta polémica cuya viabilidad se antoja casi imposible, por cuanto se entendería socialmente como un retroceso. El aumento de la educación obligatoria hasta los 16 años, aunque tenga algunos efectos indeseados porque para determinados alumnos no haya supuesto ningún beneficio, es un logro social del que pocas dudas caben.

La encuesta también revela que los profesores, en su conjunto, son partidarios de acentuar el valor del esfuerzo y de hacer repetir al alumno cuando no supere asignaturas esenciales, como Matemáticas y Lengua, y hasta tres veces por etapa. Por eso la promoción automática es rechazada por la mayoría. Es destacable, por último, que los docentes extremeños apenas echan en falta más medios para hacer su trabajo. Esa asignatura parece aprobada.