La comunidad de Madrid acaba de cuadrar el círculo o más bien el triángulo.

Hace apenas pocos días, ha aprobado que cada centro educativo se encargue de definir internamente su propia política de deberes de forma conjunta con profesores, alumnos y padres.

El tripartito pretendido no es más, y una vez más, la dejación de funciones que nuestros políticos suelen realizar cuando presuponen que alguna propuesta popular, de pópulo, no por aceptada generalizadamente, les pudiera restar votos.

En este caso concreto, la Comunidad de Madrid, cual Salomón, aunque éste sólo pretendía cortar en dos, ha echado balones fuera y traspasado la decisión a padres y madres, alumnos y profesores, es decir, al Consejo Escolar.

Aún así es curiosa la decisión. Me pregunto para qué haría falta una Consejera de Educación si cada centro pudiera adoptar medidas académicas dispares y distintas que no le son de competencia profesional, o para qué elaborar leyes o pactos educativos.

Bastaría con un gran grupo de whatsapp para saber qué quiere la comunidad educativa.

Exámenes sí o no; a votar, aprobado general; a votar, con quién se sienta mi niño; a votar...

Intentar regular por ley o internamente la política de deberes, no es sólo una irresponsabilidad manifiesta, además de imposible, es una injerencia profesional no solo hacia el colectivo de docentes, si no a cada docente, que tiene como obligación educar, y conseguir que sus alumnos alcancen unos objetivos, no los que marquen los padres y madres, o sus alumnos, los que les exige el currículo y obliga su condición de funcionario.

Además, los argumentos son todo lo contrario a la realidad.

Si no se mandan deberes es cuando se agrandan las diferencias educativas, pues el que quiera y pueda recibir apoyos seguirá haciéndolo, frente a aquel que no tendrá ni siquiera opción a que la educación pública le aporte el refuerzo necesario, algo que sólo saben sus profesores.

Otro cantar es la racionalización de horarios que permitan la conciliación familiar y laboral, pero eso es otro cantar.

Como sigamos así no sólo serán los niños los que no hagan sus deberes, alguno más seguro que cae, hoy o mañana, igual que las dejaciones, las de hoy y las de mañana.