ESostenía Albert Einstein lo siguiente : «la debilidad de actitud se vuelve debilidad de carácter». Parece evidenciar el hecho de que nuestras intenciones y nuestras motivaciones son claves para fomentar una clara actitud. Si observamos a nuestro alrededor todo parece empezar a mecanizarse, todo el esfuerzo queda supeditado a la capacidad de las máquinas de hacer lo que hasta ahora hacíamos la inmensa mayoría de las personas. Se ha abierto la era de la mecanización, pero con el impulso, de máquinas que comentan están diseñadas para pensar, aunque poco o nada sentir o planificar. Y no se debería especular con retar el futuro a entes, sin cobertura de lo que se llama la razón más pura o el sentimiento más solidario. ¿Somos conscientes, realmente, de lo que está sucediendo? ¿Dejar en manos de la inteligencia artificial el artífice de nuestro futuro es recomendable?... ya saben ustedes se empieza por dejar de no conducir nuestros propios coches, y en breve saldrán replicantes reivindicando su esfera humanitaria, algo que el séptimo arte ha dejado bien a las claras expuesto.

Pero claro desvincularnos del movimiento y del sentimiento humano y dejarlo todo en manos de las máquinas, robots, o todo tipo de inventos que dicen facilitarnos la vida, no siempre es lo más recomendable. Es algo así como bajar la guardia de nuestra actitud, frente a la excusa de una posible inaptitud a lo que se nos viene encima. Y aceptando, sin duda alguna, de la bondad de todos los buenos y grandes avances, esto no significa que la vieja y la nueva Humanidad se desentienda del futuro por venir. Y menos cuando todo esto lleva implícito cambios de paradigmas de sistemas económicos, que afectan no sólo al sistema productivo, sino a las relaciones laborales de miles y miles de trabajadores.

Para lo cual debemos espabilar si no queremos dejar que nuestra actitud sea un mero referente, en la toma de decisiones de nuestras vidas. Cada vez más ese mundo del dios tecnológico nos está hurtando nuestra actitud, frente a acciones puramente mecánicas; y ello está dejando que nuestras verdaderas intenciones se queden en un segundo plano. Y cuidado con esto, porque la sociedad con veleidades de automatización, empieza a mimetizar movimientos y decisiones, que poco tienen que ver con el verdadero ser del individuo, y todo lo supedita a aquello que parece aparecer como el último invento. Y sin que ello suponga de verdad esa transformación social, y ser una sociedad que ha sido secuestrada por el conocimiento de lo mecánico, frente al conocimiento de los valores y la inteligencia intuitiva. Opinión esta que me da pie para poner de manifiesto esa mecanización de las redes sociales, de la difusión sistematizada e interesada, que no salvaguarda el derecho a la verdad y a unos valores.

Y esto de la mecanización parece predicarse de las denominadas sociedades occidentales, ya que, sin duda, ese rastro del reducto humano se asienta, en ocasiones, en aquellas latitudes, que, por insolidaridad han sido excluidas por resistirse a cambiar de modelo de vida. Esto es, ser fieles a su espacio medioambiental y a su cultura.

Por lo que como decía el genio de Einstein, dejar de sentir esas motivaciones, bajo esas actitudes, sería algo así como renunciar a lo que nos hace tan diferentes, como inalcanzables como raza humana.