La ley que prohíbe el uso de indumentaria o símbolos religiosos "ostensibles" en la escuela pública francesa empezó a aplicarse ayer de forma efectiva, con el inicio del curso escolar, pese al chantaje del terrorismo fundamentalista que amenaza las vidas de los periodistas secuestrados en Irak Christian Chesnot y Georges Malbrunot.

La reacción de la comunidad musulmana francesa ha sido ejemplar. En su mayor parte, ha asumido una medida que simboliza el espíritu laico del sistema educativo público francés y proscribe cualquier signo de proselitismo o dominación machista. Incluso los musulmanes franceses que son contrarios a la prohibición del velo femenino no han dudado al elegir entre el respeto a la legalidad republicana y la coincidencia con las exigencias de los terroristas. Francia está respondiendo a una coacción criminal contra el sistema democrático con su defensa de un modelo en el que la formación y el adoctrinamiento religioso deben desarrollarse fuera de la escuela pública, cuyo laicismo no es una agresión a la libertad de culto sino muy al contrario una garantía de la libertad religiosa. De la libertad de todos los ciudadanos de practicar o no una religión.