Esta semana ha habido la primera reunión entre la comisión gubernamental y los diferentes grupos políticos para lograr acuerdos contra la crisis. El Gobierno no ha sido diligente. Remitió con retraso el índice y hasta el martes no se conocerá el documento con sus propuestas. Lo positivo es que casi todos los grupos han mostrado voluntad de pacto. El PP exige que se descarte cualquier subida de impuestos y que se retire la subida del IVA el 1 de julio. Y las previsiones de la Comisión de Bruselas para el 2010 han dado pie a argumentar que esta subida dañaría la recuperación.

Combatir la recesión exige estímulos fiscales. El Gobierno ha ido muy lejos en este camino, ya que el déficit conjunto de las administraciones públicas (Estado, autonomías y ayuntamientos) llegó el año pasado al 11,4% del PIB. Insostenible cuando la norma de la UE --que la mayoría de países ahora incumple-- es de un máximo del 3%. El Gobierno se ha comprometido a llegar a ese 3% en el año 2013 y por ello un incremento del IVA --somos uno de los países que lo tiene más bajo-- es adecuada.

Además, un déficit alto solo se puede mantener si los mercados lo financian y la crisis griega indica que España debe ser prudente si no quiere tener que pagar más por su deuda, lo que agravaría la crisis. Por suerte, el volumen de deuda sobre el PIB está 20 puntos por debajo de la media de la UE, pero hay que intentar que el déficit se reduzca con rapidez. En este contexto, la subida del IVA para que el déficit del Estado (sin contar autonomías y ayuntamientos) se reduzca del 9,5% del 2009 al 6,2% del PIB en el 2010, es casi obligada.

No será una medida popular, porque ningún aumento de impuestos lo es, pero oponerse a subir el IVA suena a irresponsabilidad, o a demagogia, si al mismo tiempo no se indican los gastos que habría que recortar. O los impuestos alternativos a incrementar.

Lo alentador del informe de Bruselas es que mejora las previsiones. En el 2010, España todavía tendrá una caída del PIB del 0,6%, debido a que reconvertir el modelo productivo es lento, pero es una corrección al alza de 0,2 puntos sobre lo dicho en noviembre.

La previsión europea se acerca así a la del Gobierno (-0,3%) y se reduce la distancia con la zona euro, que crecerá ya un 0,7%. Y Bruselas señala un dato esperanzador: el alza de las exportaciones, que indica competitividad de nuestros productos en los mercados globales.