Yo suponía que en nuestro país la democracia era para todos los ciudadanos y para todos los entes del Estado. Pero parece no ser así, al menos en Extremadura, con la libertad para poder elegir el centro de estudios secundarios donde concurran nuestros hijos. El curso pasado pude enviar a mis hijos a un instituto concertado, por supuesto con la autorización del inspector de zona (cosa que a dicha persona no le sentó bien), antes de terminar el curso. Dado que mis hijos y nosotros no nos sentíamos conforme con el centro, decidimos inscribirlos en otro del mismo distrito, pero por sorpresa no se nos permite el cambio y nos obligan a seguir en el mismo. Ahora, antes de comenzar el curso en el instituto donde nos obligan a enviarlo, nos comunican que no tiene plaza para la carrera que quiere seguir mi hijo y me derivan a otro instituto para hacer la reserva. El día 7 del corriente me indican que el instituto que tenía asignado tenía obligación de darme la plaza y lo acepto. El día 10 se realizaba la presentación en el instituto y se me dice que mi hijo sigue sin tener plaza en el curso de la carrera que quiere seguir. Con las mismas lo retiré y hasta hoy sigue sin acudir hasta que me definan dónde podrá cursar la carrera que quiere mi hijo y no la que se le ocurra a alguien. Ahora nos preguntamos, ¿un joven puede estudiar y rendir al máximo en un lugar donde no se siente cómodo? ROBERTO OROZCO ALVAREZ Cáceres