TEtl caos estalla de nuevo en el polvorín de Gaza. Allí proliferan las bandas que desafían a Yaser Arafat y se concentran todas las calamidades, las causadas por la represión israelí, pero también por la corrupción, la incuria y la rivalidad entre grupos palestinos, que alcanzan su culminación con el secuestro del jefe de la policía, aunque no está claro si los secuestradores pugnan por combatir los males que afligen al pueblo o pretenden su integración en los servicios de seguridad.

Está al desnudo la ruina material y moral de la segunda intifada y el naufragio de los que pretendieron desmilitarizarla.

Es casi imposible separar las dos interpretaciones del desastre de Oriente Próximo: la que censura la torpeza de Arafat o la que asegura que Ariel Sharon contempla los estragos del fuego y la anarquía.

*Periodista e historiador