TLtas muertes producidas por el maremoto nos recuerdan a las víctimas de los desastres causados por la mano del hombre y que arrastran injusticias muchos años después. Este es el caso de Bhopal, en la India, donde más de 7.000 personas murieron en breves días al producirse un escape de gas en una planta química. Desde 1984 la exposición a los compuestos químicos tóxicos ha matado a otras 15.000 personas y miles más sufren enfermedades crónicas. Aquel desastre conmocionó al mundo y planteó cuestiones fundamentales respecto a la responsabilidad de las empresas y los gobiernos en accidentes que matan y y devastan el medio ambiente. Sin embargo los supervivientes siguen esperando una reparación: el lugar donde estaba la planta aún no ha sido limpiado, con lo que los residuos tóxicos siguen contaminando. Union Carbide Corporation (UCC), propietaria en entonces de la fábrica de pesticidas en Bhopal, y Dow Chemicals, que absorbió a la anterior en 2001, han declarado que no son responsables de la fuga y sus efectos dañinos. Por sorprendente que parezca, nadie ha rendido cuentas de ello. De poco servirá el compromiso de los gobiernos con los derechos humanos mientras haya corporaciones con más poder que los estados y con patente de corso para casi todo.

*Profesor y activista delos Derechos Humanos